La historia interminable, el cuento de nunca acabar... son muchos los calificativos con los que se podría calificar a la relación de la A-12 con la provincia... y ninguno positivo. Burgos está completamente gafada en cuanto a la ejecución de la autovía a Logroño se refiere, y pruebas hay para aburrir. La última -y quizás una de las más flagrantes- es que un tramo que llevaba 8 años y medio esperando en un cajón la licitación de sus obras, sin más trámites de por medio, tendrá que volver a la casilla de salida.

El Ministerio de Transportes, que tiempo atrás había confirmado en múltiples ocasiones que la prevalencia de los proyectos y de su declaración de impacto ambiental no peligraba, admite ahora que, tras elaborar un informe técnico, será necesario licitar un nuevo contrato de servicios para proceder a actualizar de forma «profunda» el tramo entre Villamayor del Río y Villafranca Montes de Oca. Siendo claros, la posible construcción de este segmento de autovía, que entre otras funciones sacará de una vez por todas los camiones de localidades como Belorado, no será realidad al menos hasta la década que viene. Y eso contando con que estamos apenas en 2024.

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