«Prefiero un consumo responsable al vino sin alcohol»

I.L.H.
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ENTREVISTA | A sus 34 años, Diego González Barbolla es el primer burgalés que ha conseguido el título nacional (lo hizo en 2019), el primero que se ha alzado como campeón de campeones (en 2022) y será el primero en competir en el Campeonato del Mundo

Diego González Barbolla, sumiller y participante en París en el Campeonato Mundial. - Foto: Alberto Rodrigo

Érase un hombre a una nariz pegado, decía Quevedo. Érase una nariz superlativa. La de Diego González es grande, pero no por tamaño como aludía el poeta para meterse con Góngora. Sus capacidades olfativas y el resto de conocimientos que exige ser un buen sumiller le hará disputar el Campeonato del Mundo entre el 8 y el 12 de febrero. Competirá con otros 68 participantes en un certamen al que ha llegado tras ser la Mejor Nariz de España en 2019 y quedar campeón en la final de campeones que se celebró el año pasado. Sus conocimientos del mundo del vino los transmite a través de Tiempos Líquidos, su proyecto personal, y sus colaboraciones con Cobo Estratos y Ambivium, este último en Valladolid. 

El mundial no lo ha ganado nunca un español y han pasado cincuenta años desde que se obtuvo una quinta posición. ¿Cuál es el nivel que tenemos en estos momentos?
Estamos creciendo, pero nos falta todavía porque en otros países la preparación es mucho más alta. Hablo de contar con psicólogo, apoyo con un entrenador, van a clases de teatro y oratoria... Es una idea muy completa. Es como los deportistas de élite y nosotros aún no lo vemos así. Deberíamos estar mejor preparados para la competición.

¿Cómo entrena para este tipo de certámenes?
La información que existe es muy densa, pero cada vez es más fácil conseguirla tanto en las redes como con las publicaciones, así que trato de leer todo  lo que puedo. También hay aplicaciones como SommNinja que te van lanzando preguntas. O GuildSomm, que es un compendio de todo. En cuanto a la cata, tienes que hacer lo posible por probar cuantas más vinos mejor porque te preguntan por caldos de todo el mundo. Es complicado acceder, pero intento rodearme de gente que me dé esa posibilidad. 

Es el primer burgalés que llega a este nivel de competición...
...Y a esto nunca llegas solo. Llegas por el apoyo de mucha gente, incluida la Asociación de Sumilleres. 

¿Se ve con opciones?
Es muy, muy, muy difícil. 

El cambio climático en la provincia de momento no afecta tanto. No obstante algunas bodegas están yendo a Fuentenebro o Retuerta buscando altura»

Estuvo trabajando como sumiller en Inglaterra y con su currículum podría hacerlo en casi cualquier parte del mundo. ¿Por qué decidió quedarse en Burgos?
Quizá sea un romántico -ríe-. Me gusta mucho la idea de intentar traer lo que he conocido fuera y desarrollarlo en mi zona y en mi tierra. Porque es importante salir fuera, pero no todo el mundo tiene esa posibilidad, y hay que acercárselo. Si estoy fuera, dejo de transmitírselo a la gente de aquí y no doy la opción a que los que empiezan tengan una visión más global. 

¿Ha pensado en tener su propio viñedo?
No, todavía no. Todo lo que tiene que ver con el vino es una idea 360º; todo lo que sea transmitir la cultura del vino para mí es fundamental. Por eso es posible, pero de momento no. También pienso alguna vez en crear un punto de encuentro, pero aún soy joven. 

En 2019 comentó que el mercado chino estaba despuntando. ¿Cuál es la situación actual?, ¿hay alguna sorpresa?
Hoy todo es excesivamente global. El cambio climático está haciendo que zonas donde antes no se producía vino ahora se empiecey que cada vez haya más posibilidades en casi cualquier sitio. Destaco Bolivia, México que está empezando a hacer grandes vinos, Noruega... Son poco significativas a nivel de volumen o de calidad, pero curiosas. Y China, en cuanto a extensión de viñedos ya está ahí. Han entrado grandes productores a ese país, como el grupo Louis Vuitton, y son vinos que ya cotizan alto.

¿El cambio climático cómo está afectado a los viñedos españoles?
A aquellas zonas que tenían problemas de maduración les va a venir muy bien y otras más cálidas tendrán que amoldarse buscando, quizá, viñedos en altura o cambiar un poco el registro. Ya está pasando, porque en Burdeos están permitiendo otro tipo de variedades.

En la provincia de momento salvamos, ¿no?
Sí, porque tenemos altura y cierto frío. No obstante algunas bodegas están yendo a la zona de Fuentenebro en Ribera o Retuerta en Arlanza, buscando esa altura. Y si tienes algo de viña vieja, aunque te dé menos cantidad puede ser más resistente. 

En el último año ha habido importantes y populares robos de vino. ¿Cuál cree que es el objetivo final de este mercado: para consumir o para tenerlas en una bodega?
No lo sé. Son botellas limitadas que tienen un valor económico. Para qué se quieren no puedo saberlo.

El vino para mí es una celebración. No suelo reservarlo; cualquier momento es bueno»

Siempre preguntamos por un vino para un celebración. Me gustaría que recomendara un vino para un momento agrio, para una reunión en la que tiene que dar una mala noticia.
-Se lo piensa un rato-. Un espumoso, supongo. Porque como decía Napoleón «en la victoria lo mereces y en la derrota lo necesitas».

¿Siguen los espumosos en auge?, ¿y el rosado por fin ha encontrado su  hueco?
Los espumosos son más demandados cada vez. Es una de las bebidas más versátiles que encuentras, tiene ese punto carbónico que es muy refrescante y cierto azúcar residual que va muy bien para acompañar ciertas comidas. Y los rosados siguen luchando porque están enfocados a las zonas de costa, o son aquellos que suponen cierto lujo, pero en el día a día es complicado. A mí me parece una opción muy interesante.

Con lo que acaba de decir, busquemos un rosado espumoso...
Puede ser -sonríe-. Pero evidentemente se vende más el blanco.

¿En la provincia hay capacidad y posibilidad de producir buenos espumosos?
Torremilanos está elaborando uno y seguro que hay pruebas internas en bodegas. Pero quizá no seamos la mejor zona.

¿Tiene vino elegido o reservado en casa por si gana el campeonato mundial?
Cualquiera estaría bien y no es por no decir uno. Es porque el vino en sí para mí es una celebración. En casa no suelo guardar una botella para algo en concreto. Cualquier momento es bueno. 

¿Los vinos sin alcohol pueden ser de calidad?
Entiendo que haya un mercado, como hay café descafeinado o cerveza sin alcohol. Yo prefiero un consumo responsable.

Quizá sea un romántico, pero me gusta la idea de traer lo que he aprendido fuera y desarrollarlo en mi tierra»