Sampedros al son de la dulzaina

R.M. / Burgos
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Miguel Alonso comenzó a tocar la dulzaina hace 44 años, lo que le permitió participar de forma activa en las fiestas. Desde 1981 pone música a los danzantes

Miguel Alonso y su colección de dulzainas - Foto: Valdivielso

Miguel Alonso, técnico de Cultura y Festejos desde hace más de 20 años, lleva desde 1979 tocando la dulzaina en fiestas y defiende que el sonido de este instrumento forma parte de la "idiosincrasia" de estas celebraciones. "Es una de las esencias. No entendería los Sampedros sin dulzaina", señala. El folclore le enganchó desde muy pequeño y con 10 años ya formaba parte de un grupo de danzas. Tocaba la flauta en el colegio y en alguna ocasión la llevaba a los ensayos. "Luego me dejaron una dulzaina y con mis pequeños conocimientos de música empecé a tocarla", explica.

Comenzó en la cabalgata y la ofrenda floral y desde 1981 forma parte del grupo que acompaña a los danzantes. Asegura que sigue disfrutando de las fiestas, aunque matiza que conforme van pasando los años el divertimento es diferente. "Creo que el disfrute se adapta a la edad. No es lo mismo tener 17 años que 61, pero me sigue gustando mucho. Pasa como con todo en la vida que, aunque hagas las mismas cosas, los años hacen que vaya variando cómo las vives", comenta Miguel Alonso.

El folclore y las fiestas es algo que ha mamado "desde pequeño". Lo vivió como espectador a muy corta edad y le enganchó de tal manera que en cuanto pudo se convirtió en parte de estos festejos patronales.

Es consciente de que son muchos los aspectos que han cambiado en las fiestas de Burgos y entiende que muchas han evolucionado "para mejor". "En estos momentos existe una gran oferta para todas las edades y los gustos. El que quiera puede participar activamente y creo que es algo que antes era más complicado. También me gusta que se hayan recuperado tradiciones como las dianas el día de San Pedro", señala Miguel Alonso.

También celebra que algunas de las tradiciones se mantienen y habla de las verbenas como uno de los puntos de encuentro entre las antiguas y las nuevas generaciones. "Burgos siempre ha sido muy de verbena", responde. Recuerda cuando acudía con sus padres a estos bailes y se alegra de que en estos momentos vuelvan a ser actividades que se siguen demandando.

"Se ha demostrado que la gente joven sigue queriendo verbenas y así lo han pedido cuando en los programas ha habido menos. Creo que lo ven como un espacio de encuentro donde pueden escuchar sus canciones, aunque sean versionadas. Las verbenas es algo que gustaba antes y que gusta ahora", expone.

También habla de los fuegos artificiales como evento que une las antiguas fiestas de San Pedro y San Pablo con las de ahora. Asegura que en Burgos las exhibiciones pirotécnicas se han convertido casi en un "ritual" y que todas las noches que hay son muchos los burgaleses que no se lo pierden.

"Evidentemente es un evento que ha evolucionado mucho técnicamente y hemos pasado a que tuviera que ir el empleado a encender la mecha a disfrutar en estos momentos de auténticos espectáculos de luces", indica.

Vivirá estas fiestas con la misma ilusión y entusiasmo que las anteriores, aunque reconoce que en sí mismo hay cosas que han cambiado. "Las disfruto de la misma forma de espíritu, aunque físicamente uno ya no es el mismo y hay cosas que antes no te importaban y que ahora te cuestan más", concluye.