Que en Aranda y su comarca gusta la música, y sobre todo si es en directo, tiene una buena muestra en la celebración del festival Sonorama Ribera. Sin embargo, los talentos musicales de la tierra lo tienen difícil a la hora de darse a conocer. Después de que cerrase la única sala de conciertos que subsistía hasta ahora en la capital ribereña, La Colmena Musical, ahora se encuentran sin un espacio en el que poder programar actuaciones en directo. Esta es una de las reivindicaciones de la Asociación de Músicos Ribereños, integrada por medio centenar de socios que representan a unas 15 formaciones musicales, entre grupos y solistas, la mayoría de estilo rock y punk, aunque «hay una movida de rap y hip hop muy interesante de un tiempo a esta parte que queremos atraer también», asegura su presidente, Diego Sualdea.
A la espera de poder reunirse con el nuevo equipo de gobierno, este colectivo cultural reclama que se pueda relajar la ordenanza municipal para poder organizar conciertos en los establecimientos hosteleros. «Hay que buscar una mejor normativa municipal, yo creo que podemos llegar a un entendimiento todos: los bares, los vecinos y los músicos, todo el mundo, porque la cosa es convivir», apunta Sualdea.
En estos momentos, los grupos musicales se encuentran con el recelo de los dueños de los bares por las consecuencias a las que se podrían enfrentar de organizar alguna cita con música en directo y de algunos vecinos. «Nos gustaría poder realizar cosas con un poquito más de libertad, que los de los bares no estén con el miedo en la garganta porque les pueden clavar una multa por meter una guitarra acústica, mientras que algunos vecinos están muy pendientes de si hay permiso o no para hacer eso», lamenta el presidente de la Asociación de Músicos Ribereños.
No buscan que se permita todo, sino buscar un punto de convivencia entre el descanso de los vecinos y la promoción de los grupos locales, a través de sus propuestas en directo. Para eso, plantean algunas excepciones según las fechas para poder exceder el nivel de decibelios en fechas concretas. «Pedimos algo de permisividad en torno a la hora de organizar bolos, que se dé un poquito de manga ancha, por ejemplo, los días víspera de fiestas y festivos, con un horario especial a los bares para que puedan realizar conciertos», apunta Sualdea.
Espacio municipal. Otra de las reivindicaciones por parte de este colectivo pasa por pedir al Ayuntamiento de Aranda que facilite un lugar de encuentro para los músicos. En la actualidad, los grupos tienen dos lugares en los que reunirse y ensayar, en los locales de La Colmena Musical, en el polígono Prado Marina, y en El Invernadero, en la carretera de Salas, ambos alejados del centro de la ciudad, por lo que los jóvenes precisan de un transporte para acercarse. «Nos gustaría contar con un sitio en el centro donde chavales jóvenes puedan reunirse para probar, para empezar a comunicarse, para empezar a entenderse musicalmente hablando y que formen proyectos, estaría muy interesante», plantea la iniciativa Sualdea.
Como ejemplo, ponen la infraestructura con la que cuenta el Ayuntamiento de Boadilla del Monte, donde han montado en su casa de la juventud lo que han bautizado como Club Noctámbulos. «Es un sitio en el que los jóvenes tienen un sentido de pertenencia y de arraigo, cuenta con dos salas de ensayo, pequeñitas, pero de libre uso previa reserva que funcionan muy bien aunque esté gestionado por una empresa externa», halaga el presidente de los músicos ribereños porque «aquí tenemos posibilidad de hacer eso porque tenemos infraestructuras realmente infrautilizadas muy infrautilizadas, como el edificio del Molino».
A esta propuesta, Sualdea suma la necesidad de contar con una página web municipal fácil de usar, donde se pueda encontrar la información de los grupos locales y las actividades que se programen.