Aranda suma dos años con la mitad de sus museos sin actividad

I.M.L.
-

Mientras tres están en proceso de licitación, el del ferrocarril corre peligro de perder los fondos donados por particulares

La última vez que se abrieron los museos, y no todos, fue el 20 de mayo y solo para la Noche de Ronda. - Foto: Luis López Araico

La oferta de museos visitables en la capital ribereña encara la recta final del año igual que lo empezó, con la mitad de estas instalaciones cerradas al público. El único momento en el que se ha podido disfrutar de sus fondos, y no de todos, fue el 20 de mayo durante la celebración de la Noche de Ronda, en la que se abrieron apenas durante unas horas. 

De los seis museos con los que cuenta la capital ribereña, tan solo se puede visitar el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (Ciavin) y el Museo de Juegos Tradicionales, los dos ubicados en la Plaza Mayor, este último gestionado por la Asociación Cultural La Tanguilla en dependencias municipales. De los otros cuatro, el de cerámica se cerró a la vez que la escuela del ramo por no sacar a tiempo su gestión cuando vencía el contrato y está en pleno proceso de licitación, al igual que los de Arte Sacro y Casa de las Bolas, cuyo plazo para presentar ofertas acabó el lunes.

Del que no se sabe desde que cerró al comenzar la pandemia es el del Ferrocarril, ubicado en la antigua estación Chelva. La excusa para mantener este recurso cultural y turístico en vía muerta es que falta por arreglar la gran maqueta que se podía admirar en la sala principal de estas instalaciones. Uno de los que fueron sus promotores, Francisco Andrés, propietario de la gran mayoría de las piezas que se exponen en este museo, reclama alguna explicación al Ayuntamiento por el abandono en el que se encuentran estas instalaciones. «No tienen ganas de abrirlo, porque lo de que no encuentran a nadie para arreglar la maqueta no hay quién lo entiendan, que nos lo dejen a nosotros ya verán que rápido buscamos quién lo haga», reclama Andrés, que fue también director de este centro museístico del pasado ferroviario de la capital ribereña.

Tras la última remodelación del Museo del Tren, Francisco Andrés ya se llevó muchas de las piezas que quedaron almacenadas y no descarta llevarse lo demás. «Estoy por escribir una carta la Ayuntamiento para decirles que voy a ir a por el resto, porque es mío y le tengo mucho cariño, está documentado que lo he cedido yo al Ayuntamiento y mejor en mi casa que allí sin que lo vea nadie», asegura.