... y el Gordo se fabricó en Burgos

R. MEDIAVILLA
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Este año la totalidad del papel de los décimos de la Lotería de Navidad ha salido de la planta de la FNMT de Fuentecillas. No siempre sucede, depende de la organización de la producción

Proceso de impresión de décimos de Lotería Nacional, ya en las instalaciones de Madrid. - Foto: FNMT

No estaremos en el lugar más agraciado por el Sorteo de la Lotería de Navidad, pero aunque los poseedores de los décimos agraciados lo ignoren, las historias de ilusión que se desataron ayer empezaron a rodar hace meses a orillas del Arlanzón. En concreto en la planta que la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre (FNMT) tiene en el paseo de Fuentecillas, con la fabricación de los décimos.

Y es que si tradicionalmente parte del papel empleado en el sorteo de ayer sale de estas instalaciones, este año las necesidades de producción han querido que el 100% sea made in Burgos, pasando de suponer el 4% del volumen anual de la fábrica al 20%, según fuentes de la FNMT. Mientras, el 80% del trabajo restante correspondió a papel moneda para euros, así como para divisas de países como México, Nigeria, Argentina, Colombia y Filipinas, entre otros, además del material con el que se realiza el pasaporte español.

En total, hablamos de 486 bobinas de 290 kilos de peso y unos 6.000 metros de longitud cada una, de las que salen unos 34.000 billetes -340.000 décimos-, y de las que en Burgos se producen dos cada hora. Un proceso que arranca en abril para que en verano estén en la calle los primeros décimos y que este año ha continuado hasta hace un mes, incluyendo bobinas para sorteos ordinarios. 

Hablamos de auténticos gigantes de un papel dotado de enormes medidas de seguridad para evitar la falsificación, el denominado papel OCR, que incorpora unas fibras luminiscentes únicamente visibles con luz ultravioleta. Y esta es solo una de las características que convierten en prácticamente infalsificables los décimos, junto a otros avances, algunos incorporados en Burgos y otros en la fase de impresión, que no se realiza aquí sino en la sede de Madrid, en cuyo recibidor, por cierto, existen dos bombos idénticos a los del Teatro Real por si, por cualquier imprevisto, no se pudiese hacer el sorteo en su sede habitual.

«Lo que queremos es que los ciudadanos estén tranquilos y que sepan que cuando dan o reciben un billete de lotería no tengan ningún tipo de desconfianza sobre él, y esa confianza es la que la FNMT se ha ganado a lo largo de tantos años de historia», apunta Juan José Dirube, adjunto a la Dirección de la Fábrica.

Desde luego que los falsificadores no lo tienen fácil, ya que la lista de sistemas para prevenir engaños es larga. Al ya mencionado papel de fibras luminiscentes que sale de Fuentecillas se suman tintas especiales. En concreto ocho, una para la parte de atrás, que es monocolor, y esa y otras siete más (dos tintas de seguridad -una de ellas invisible y otra negra- y tintas cian, magenta, amarillo y negro, lo que se conoce como cuatricromía), para la frontal. Ocho colores que implican 8 planchas realizadas en aluminio adaptadas para su uso en impresoras offset con cada una de las cuales se imprimen 800.000 pliegos de 40 décimos antes de quedar inutilizadas y ser sustituidas por otras nuevas.

A ello se suman otros tantos desarrollos de seguridad que no se pueden desvelar por razones obvias y que implican, por ejemplo, que la numeración se proteja de tal manera que cualquier intento de manipulación deteriora irreparablemente el boleto, aseguran desde la FNMT. 

Finalmente, existe un sistema de personalización de la Lotería Nacional que permite numerar los billetes de acuerdo a la entrega a las administraciones de todo el país, facilitando la distribución y el reparto de los abonos a números determinados.

El soporte de las ilusiones. Pero no todo son cantidades ingentes de papel especial, seguridad y avances tecnológicos. El aspecto emotivo también juega su pequeña parte en el proceso. Así lo reconoce el propio director adjunto de la Fábrica, quien se muestra satisfecho de que «este año seguro que el Gordo lo hemos fabricado en Burgos», recordando que son los trabajadores de la FNMT los que «damos el soporte para que las ilusiones de la gente puedan llevarse a cabo» en un sorteo con tanta tradición como el de Navidad.