Prácticamente es ya el único de sus amigos que sigue en activo. Carmelo Pascual, que terminó la carrera de Medicina en 1982 y desde entonces no ha parado de trabajar en el medio rural, cumplió en febrero la edad de la jubilación pero sigue en la brecha, que en su caso es una consulta de Medicina de Familia en el centro de salud de Lerma. Pascual se ha acogido a la normativa que aprobó el Gobierno central el año pasado y que dio luz verde a la compatibilidad de la pensión contributiva de jubilación con el trabajo de los facultativos de Atención Primaria (médicos de familia y pediatras), adscritos al sistema nacional de salud con nombramiento estatutario o funcionario.

Esta medida, que se ha dado en llamar 'jubilación activa' y el hecho de que desde siempre (salvo en el ínterin de la crisis de 2008 cuando la Junta obligó a retirarse a los 65) la jubilación en todas especialidades médicas se ha podido alargar hasta los 70 años, hace que en la provincia de Burgos, y según datos aportados por el Colegio Oficial de Médicos, haya 131 profesionales que siguen ejerciendo a la edad en la que otros se dedican a sus aficiones o al cuidado de los nietos.

La incentivación económica para seguir trabajando en Atención Primaria (cobran el sueldo más el 75% de la pensión) a pesar de que ya existía la posibilidad de hacerlo, tiene que ver también con el hecho de que muchos médicos ni siquiera valoraban seguir en la consulta una vez llegada la edad del retiro. La presión a la que están sometidos desde hace años (falta de sustituciones, sueldos inferiores a los de otras comunidades, puestos como los de médicos de área sin ninguna calidad, quejas sobre el trato de los responsables sanitarios, falta de inversión) ha hecho que el número de jubilados a su tiempo sea cada vez mayor.

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