Regreso al pasado sobre cuatro ruedas

I.M.L.
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Una treintena de coches clásicos se han paseado este fin de semana por las carreteras ribereñas, presumiendo de lucir y sonar como nuevos

Marcas nacionales como Seat compartían espacio con descapotables Triumph. - Foto: I.M.L.

Cualquier conductor despistado que circulase estos días por las carreteras de la comarca ribereña pudo pensar que había atravesado un agujero temporal que le había trasladado décadas atrás al ver cómo se cruzaba con vehículos que acumulan más de 35 años en sus motores, incluso algunos más de medio siglo. En realidad, esa procesión pausada de carrocerías clásicas formaba parte de la quinta concentración de este tipo de vehículos organizada por la Asociación de Amigos de los Clásicos de Aranda.

El llamamiento para este fin de semana logró la respuesta de una treintena de propietarios, con sus coches, que están compartiendo kilómetros, anécdotas y un sinfín de conocimientos sobre restauración y puesta a punto de estas joyas sobre cuatro ruedas. Entre rutas, degustaciones gastronómicas y recorrido por los lugares emblemáticos de la zona, los participantes tuvieron tiempo para exponer sus coches en la Plaza Mayor de Roa y en la de la Constitución arandina, para disfrute de aficionados y curiosos que se acercaban a admirar y fotografiar estas reliquias de las carreteras de ayer, de hoy y de siempre.

No faltaron los Seat, ya fuesen 600 o 124, o los Renault R4, tan presentes hace décadas en las carreteras nacionales, por lo que son más fáciles de encontrar y recuperar. Pero los más demandados como acompañantes para la foto fueron un lustroso Ford Maverick azulón, un Triumph descapotable blanco y, destacando entre todos los demás, un elegante Volskswagen Karmann Ghia. 

Si el curioso que se acercaba móvil en mano iba un poco más allá, podía compartir un rato con su propietario, que encantado le desvelaba los secretos de esta maravilla. Al volante de este clásico va siempre Mahmud, un médico libanés que dejó su país a los 19 años para venirse a estudiar a España y ya no regresó allí. Un hombre enamorado de los vehículos clásicos, «tengo cinco» apunta enseñando la foto de un impresionante Jaguar rojo, que ha restaurado él solo este vehículo «menos la pintura, le llevo a mi taller de confianza». Mahmud explica que este coche «nunca ha salido de Madrid», refiriéndose a sus propietarios sucesivos. «Perteneció a la embajada de Sudáfrica, luego estuvo diez años en el depósito de Madrid, de allí lo compró un señor y yo se lo compré a él», relata el periplo del biplaza.

Entre las curiosidades que explica sobre este coche, Mahmud apunta orgulloso que es de la primera edición que se hizo de este modelo «ensamblado a mano, pieza a pieza, nada de cadena de montaje», explicando a los profanos en este mundo que a esos coches fabricados en serie los americanos aficionados a los clásicos los llaman 'cerdos de plástico'».