Agricultores burebanos cultivan opio en algo más de 100 hectáreas

M.J.F. / Briviesca
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Los que optan por esta siembra lo hacen para probar pero son muy cautos a la hora de hablar de ello. Prefieren que lo haga Alcaliber, la empresa con la que firman el contrato

Este mes, algunas parcelas de la comarca burebana parecen un «mar de amapolas blancas». - Foto: M.J.F.

Algunos campos de La Bureba, varios de ellos cercanos a las carreteras de la comarca, lucen durante este mes un aspecto que llama la atención por ser «un mar de amapolas blancas». Nada tienen que ver con el cereal o el girasol porque se trata de un cultivo diferente: el opio. Disponer de datos sobre esta siembra controlada en la zona es complicado aunque valoraciones muy fiables hablan de algo más de 100 hectáreas en toda La Bureba frente a las más de 30.000 de cereal. El porcentaje es tan solo de un 0.3%, prácticamente testimonial, pero pone de manifiesto que hay agricultores que ven la dormidera como una alternativa más.

La parte positiva es que antes de sembrarla se conoce el precio y la parte negativa es que se trata de «un cultivo un poco complicado», según indica un productor que prefiere quedarse en el anonimato y que sea la empresa Alcaliber, con la que ha firmado un contrato, la que hable. Esta compañía es la única que en España tiene autorización del Ministerio de Sanidad para la producción y transformación de adormidera.

Pero la empresa tampoco habla y remite a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios que guarda silencio «por motivos de seguridad». La Sección Agraria Comarcal de Briviesca tampoco facilita cifras concretas sobre este cultivo en la comarca.

Otro agricultor consultado por DB explica que el opio está presente en la zona desde hace «unos seis o siete años» y que los agricultores que lo prueban lo hacen por razones de rentabilidad aunque añade que ésta es variable si bien reconoce que los dos últimos años han sido buenos. «Es un cultivo que depende mucho de las condiciones climatológicas; el precio está estipulado desde el principio pero si te nace, si te viene bien… hay muchos factores que influyen», apunta. En lo que ambos productores coinciden es en que no es necesario hacer una inversión inicial en maquinaria para cultivar opio ya que pueden trabajar con la misma maquinaria que utilizan para el cereal.  Alcaliber, según datos publicados muy recientemente en una revista técnica de la Consejería de Agricultura de La Rioja, se dedica desde 1973 al cultivo de adormidera en diferentes zonas del territorio nacional y su posterior transformación para la obtención de alcaloides (morfina, codeína y tebaína, principalmente) con los que surte a la industria farmacéutica para la fabricación de medicamentos.

Proceso productivo

La misma publicación apunta que en todo el proceso productivo hay un contacto permanente entre el agricultor y el técnico de la empresa. Ésta proporciona la semilla tras suscribir un contrato para sembrar las tierras y recoge la cosecha una vez seca la planta. Entre tanto transcurre medio año en el que el agricultor pone su tierra y hace todas las labores y tratamientos. El opiáceo requiere de unas medidas de seguridad especiales para garantizar que no se produce ninguna desviación al mercado ilegal de estupefacientes. Por ello, en el momento de la siembra se comunica a la Guardia Civil todas las fincas cultivadas para que lleven a cabo la vigilancia oportuna y la empresa realiza posteriormente declaraciones de cosecha a las autoridades competentes. Una vez recogidos el grano y la paja de adormidera se somete a un proceso de separación con mesas densimétricas y de calibrado en una de las plantas de la empresa. La semilla, limpia de residuos, se destina a la industria agroalimentaria, principalmente panadera.

La paja se peletiza y se transporta a la industria química que Alcaliber tiene en Toledo, donde por diferentes procesos de extracción se obtienen la morfina, codeína y tebaína con destino a la fabricación de medicinas. En España se cultivan actualmente unas 10.000 hectáreas de opio.