El blindaje de las pensiones -ligadas por ley a la evolución media del IPC- y el estancamiento de los salarios han provocado un fenómeno nunca antes visto: los nuevos jubilados burgaleses perciben ya más dinero cada mes que los obreros en activo. La subida del 8,5% de las prestaciones que entró en vigor el pasado 1 de enero ha derivado en que, de media, el millar de trabajadores que han dado por concluida su vida laboral en los tres primeros meses del año lo hagan con un promedio de 1.590 euros mensuales.

En el otro lado de la ecuación se encuentran los empleados, tanto públicos como por cuenta ajena o autónomos, que tienen una retribución media en Burgos de 1.563 euros. Con las nóminas de estos últimos creciendo a un ritmo muy inferior al de la inflación, el verdadero empuje lo han experimentado las pensiones. Los 1.521 euros que empezaban a cobrar los nuevos jubilados de la provincia durante el 2022 se han incrementado en el primer trimestre de este 2023 hasta los citados 1.590.

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