Alquilar un piso o una casa es, en algunas zonas de Burgos, un verdadero juego de equilibrismo financiero. Varias razones subyacen detrás de este incremento insólito del precio del alquiler en la ciudad, que en algunos barrios está completamente desbocado. Pese a que desde la Cámara de la Propiedad Urbana insisten en que el valor del metro cuadrado para arrendamiento en la capital se encuentra en un punto «medio o bajo» frente al promedio nacional, lo cierto es que en estos momentos tres enclaves tienen en vigor precios nunca antes vistos.

Gamonal-Capiscol, el entorno del Crucero, San Agustín, San Pedro y San Felices y Cortes y el Casco Antiguo (entorno de la Catedral y el cerro del Castillo) registran su valor máximo histórico, mientras que el resto de barrios lo han alcanzado en el último año. «Estamos viviendo las consecuencias de la peregrinación de la compraventa al alquiler por la subida de las hipotecas», resume José Muñoz, gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana. El aumento de los tipos ha empobrecido a los ciudadanos, que ven en algunos casos imposible acceder a una vivienda a través de la hipoteca. De este modo, un número insólito de burgaleses se ha lanzado al alquiler, lo que ha elevado el precio del metro cuadrado.

El caso más paradójico es el del Casco Antiguo: se trata de la zona más cotizada para arrendar un piso, con una media de 9,1 euros/m2, lo que significa un desembolso mensual de unos 775 euros por un hogar de 85 metros cuadrados.

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