¿Es posible instalar mini reactores en Garoña?

GUILLERMO ARCE / Burgos
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Un trabajo de fin de grado de la UBU, apoyado por el Colegio de Ingenieros Técnicos de Burgos, aborda por primera vez el uso de la tecnología de las pequeñas centrales nucleares modulares

Andrea acaba de terminar el grado en Ingeniería Mecánica de la UBU. - Foto: Iván López

Andrea Íñiguez acaba de finalizar los estudios del Grado de Ingeniería Mecánica y lo ha hecho planteando un reto:la instalación de un SMR(Small Modular Reactor) como alternativa para el futuro de la central nuclear de Santa María de Garoña. La propuesta viene detallada en su Trabajo Fin de Grado (TFG), calificado con 'sobresaliente', el primero en España en el que se aborda la tecnología de los mini reactores y también el primero que nace fruto de la colaboración entre la Escuela Politécnica de la UBUy el Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Burgos (Cogitibu).

El proyecto universitario se presentó justo en el momento en el arranca el proceso de desmantelamiento de Santa María de Garoña, que no contempla como alternativa la instalación de mini reactores modulares, sino la total desaparición del complejo, salvo un almacén temporal de residuos radiactivos que ya está construido. 

Es más, la tecnología que aborda este trabajo universitario, y que cuenta ya con 83 patentes repartidas por todo el mundo, está totalmente descartada -por el momento- en España, aunque se han planteado -con mayor o menor polémica- iniciativas para contemplarla en un futuro. «Yo no opino, se lo dejo a los políticos...», advierte la nueva titulada.

Andrea optó por este tema tras escuchar una charla en la UBUdel que es uno de los tutores de su TPF,Julio Moreno, que es director gerente del Cogitibu. El otro tutor es Raúl Zamora, también colegiado y profesor de Oficina Técnica en la Escuela Politécnica. 

El estudio parte de la idea de que el Valle de Tobalina es un emplazamiento perfecto y bien conectado para instalar SMR, mini reactores en forma modular que permitirían cubrir parte de los 466 megavatios de potencia instalada (MW) que ofrecía la antigua central nuclear y aprovechar una buena parte de sus instalaciones y conexiones a la red eléctrica, con los consiguientes ahorros de costes y oportunidades para este entorno rural. 

«Creo que el futuro pasa por las energías renovables, pero éstas necesitan de un soporte que genere energía de forma continua, segura, barata y sin emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera», explica esta joven burgalesa. 

«Tenemos que tener presente que es imposible que dependamos al 100% de energías inestables como la eólica o la fotovoltaica. Necesitamos mantener un porcentaje de energía nuclear que nos permita un suministro constante los días en los que no hay viento o sol», añade su tutor Raúl Zamora. 

Ahora, además de la nuclear, la única fuente constante de energía en España la proporciona el gas (combustible fósil del que tenemos una gran dependencia de terceros países) y el agua (cuando la hay en abundancia en los saltos hidroeléctricos, algo que cada vez será más difícil por el cambio climático). «La única forma de descarbonizar es quitando el gas y manteniendo la energía nuclear».

Andrea aclara de entrada que el nombre de 'mini reactor' puede llevar a engaño. Son instalaciones de un tamaño considerable, aunque generan potencias más pequeñas que una central convencional, hasta 300 MW la unidad, lejos de los 1.600 MW de potencia que alcanza el último reactor instalado en Finlandia y que ha entrado en operación este año.

Su ventaja, explica, es que se pueden instalar en serie, uno a uno, -dependiendo de la energía que se quiera generar- y en cualquier emplazamiento donde se necesite, como en zonas industriales o en antiguas nucleares o incluso en centrales térmicas de carbón. Para su repostaje de combustible no hace falta parar toda la instalación, sino solo el SMR que lo requiera.

«Los mini reactores no se fabrican in situ, se instalan y se adaptan a la obra civil existente», explica Íñiguez, que ha trabajado especialmente con diseños norteamericanos de hasta 60 MW. En ese país ya se están instalando SMR en sustitución de las centrales térmicas de carbón y con la finalidad de producir hidrógeno rosa (generado a partir de energía nuclear).

«Los mini reactores -sostiene- son intrínsecamente seguros, no necesitan de operarios, se regulan internamente [no aceleran sus procesos en caso de accidente, sino que incorporan una tecnología que los desactiva]. El problema es convencer a la sociedad de que no hay peligro por convivir con ellos. Además, su combustible puede proceder del reaprovechamiento del plutonio de los residuos que ya almacena una central convencional, lo cual genera economía circular».

Andrea no solo piensa en Garoña, sino en todas las nucleares operativas en España y cuya vida útil se irá alcanzando su límite entre 2027 y 2035. «Se puede estudiar el cambiar sus reactores convencionales por unos más modernos».

Primeros pasos. El tutor del TPF, Julio Moreno, asegura que trabajos como el realizado por Andrea acercan la UBU al mundo de la industria con proyectos innovadores vinculados a la energía (SMR e hidrógeno). «Es una tecnología que se va a demandar en un futuro y es bueno que se aborde en las aulas». «Creo que hay que concienciar a la sociedad sobre esta alternativa tecnológica. No estamos abordando un tema político sino tecnológico».

A la presentación del TFG asistieron el director general de Industria de la Junta, Jesús Jiménez Miguel; el delegado de Industria en Burgos, Mariano Muñoz, y el decano del Cogitibu, Antonio Ruiz.