Al mal tiempo, buenos bailes

M. URIZARNA / Poza de la Sal
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Poza de la Sal celebró ayer su tradicional danza del Escarrete, declarada de Interés Turístico Regional. La localidad mantiene activa la tradición a pesar del debate de los últimos años por emplear gallos y conejos vivos

Los mozos y mozas bailaron el Escarrete a la pata coja alrededor de un conejo y dos gallos en la Plaza Nueva. - Foto: Christian Castrillo

Según cuenta la tradición, la fiesta del Escarrete de Poza de la Sal se remonta a la época prerromana, aunque lo que se ve hoy en día son variaciones de lo que nuestros antepasados celebraban, pretendiendo dar respuesta a interrogantes vitales y buscando complacer a dioses y creencias, que han derivado en esta festividad folclórica y religiosa ligada al periodo previo al carnaval, y que los pozanos viven cada año con más orgullo e ilusión. «Hay que venir a verlo aunque haga frío», comentó Ramón, vecino de la localidad. Y es que la tarde de ayer en que tuvo lugar el tradicional baile del Escarrete, salió fría, pero no echó atrás a todos los habitantes y personas que acudieron a la Plaza Nueva a ver danzar a cuatro mozos y cuatro mozas a la pata coja alrededor de gallos y conejos. 

La fiesta fue rescatada durante los años 70 por la Cofradía de San Blas y declarada de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León, y desde entonces son cada vez más los turistas que acuden a la villa. «Para nosotros es una celebración muy emblemática que rompe con el letargo invernal, y es muy importante para atraer gente. La meteorología ha empeorado hoy (por ayer), pero ayer (por el sábado) se notó mucha afluencia», expresó José Tomás López, alcalde de Poza de la Sal. 

Antes de realizar el esperado baile, mozos y mozas, pollero y mayordomo, y vecinos y visitantes, cantaron la Salve y el Himno a la Virgen de Pedrajas en la iglesia de San Cosme y San Damián, ataviados muchos de ellos con trajes tradicionales pozanos. Tras ello, la comitiva se dirigió hacia la plaza portando las jaulas con el gallo, la gallina y el conejo, un práctica que suscita debate desde hace tiempo entre los colectivos animalistas, que pidieron para este año sustituirlos por animales simbólicos de goma o plástico. López destacó que a estos no se les infringe ningún daño y se les trata con el máximo respeto, además, «la tradición no tendría sentido sin la presencia de animales vivos, es muy difícil cambiarla y aún así se ha ido modificando, pues antes se les cortaban los tendones y se les llevaba atados por las patas». 

Los animales se transportaron en jaulas amplias para que estuvieran cómodos. Los animales se transportaron en jaulas amplias para que estuvieran cómodos. - Foto: Christian Castrillo

En la plaza, los presentes formaron un círculo en torno al centro, donde se anclaron los animales. Con una mano en jarra y otra sujetando la espada adornada con cintas de colores, Guillermo, Yohana, Álvaro, Alba, Jorge, Mar, Andoni y Sandra danzaron a la pata coja alrededor de los mismos, y terminaron con una la Jota de Bodas conjunta. Antiguamente, los mozos eran parejas casaderas, una tradición que se está perdiendo. «Ya no hay tantos jóvenes y la gente no se casa tanto, al final son cuadrillas de amigos que se juntan y lo disfrutan de forma fraternal», explicó el alcalde. El mayordomo, a quién encarnó José Antonio Díez, es quién localiza a las parejas fiesta tras fiesta, unos años son familiares o hijos y otros amigos. Ayer  dio la casualidad de que todas las mozas eran sobrinas suyas. 

Para los ocho jóvenes y la pollera, representada por Judith Díez, supuso todo un orgullo bailar delante de todo el pueblo. «Es una tradición que nos encanta, yo es el primer año que danzo y estaba muy nerviosa, pero al final lo he disfrutado mucho», comentó una de ellas. Tras cada escarrete, los mozos recibieron gritos y vítores de los presentes, que aplaudieron a cada uno de ellos como si no hubiera un mañana. Y como no podía ser de otra forma, ayer también apareció por Poza de la Sal Daniel Arce, conocido en la provincia como 'el bailongo', que no se pierde ni una buena verbena, fiesta o celebración popular en la que mover el esqueleto sin parar. 

Todo el pueblo de Poza de la Sal se unió a la Jota de Bodas, bailada al final.
Todo el pueblo de Poza de la Sal se unió a la Jota de Bodas, bailada al final. - Foto: Christian Castrillo

La Danza del Escarrete puso fin a un sábado y un domingo de homenaje a San Blas, en solicitud de un año próspero para las familias, pidiendo que en los nuevos hogares que se creaban, no faltaran los parabienes de animales de corral.  En sus orígenes, esta festividad estaba relacionada con el culto a la primavera, y fue muy popular en numerosos pueblos de la provincia, como Castrojeriz, Atapuerca, Gamonal Castrillo del Val, Prádanos de Bureba, El Almiñé, Sotoscueva, Salas de los Infantes y Mecerreyes, donde se tiene constancia de su celebración o de ritos similares. Pero la más famosa de estas fiestas era y sigue siendo la de Poza de la Sal.