De Briviesca al Polo Norte

S.F.L.
-

Ocho alumnos de quinto del colegio Mencía de Velasco de Briviesca se enfundarán en capas de ropa para combatir el frío extremo de Noruega, donde pretenden fomentar hábitos de vida saludable y convivirán con otros estudiantes

(De i. a d.) Laura, Candela, Markel, Paula, Natalia, Diego, María y Aratz (agachado), de 10 y 11 años, viajarán a Bodø y patinarán, esquiarán y pescarán en el hielo. - Foto: S.F.L.

La espera ha merecido la pena. Durante años han visto cómo sus compañeros mayores viajaban a países europeos como Croacia o Grecia para vivir una de las experiencias más fascinantes de su época estudiantil. Ahora les toca el turno a ellos, a ocho alumnos de quinto de Primaria del colegio Mencía de Velasco de Briviesca que, a falta de doce días para embarcar en un avión, no pueden contener los nervios ni la ilusión. En esta ocasión, el destino promete ser de ensueño. Rodeados de nieve, pescando en el hielo, practicando esquí en horario de clase o ver a los renos de Papá Noel en libertad serán algunas de las aventuras que disfrutarán en el Polo Norte, en la ciudad de Bodø. 

Laura, Candela, Markel, Paula, Natalia, Diego, María y Aratz apenas sabían ubicarlo antes en el mapa. Les sonaba a frío, pero poco más. Desde que Sara Rojo, la coordinadora del proyecto Erasmus Plus les desveló el lugar que visitarían durante una semana, han hecho los deberes y volarán hasta allí con la lección bien aprendida. «No funciona el euro, hay corona noruega, y todo es mucho más caro», argumentan. «En su dieta no falta el pescado, sobre todo el salmón», añade Laura. «¡Y la foca!», contraataca Markel. «¡Qué asco!, yo eso no lo como», grita Candela. 

Más allá de la comida, lo que les preocupa «a medias» parece ser el poco tiempo de luz que habrá. «He investigado en internet y amanece a las 9:30 y anochece a las 15:15, aunque seguro que no nos aburrimos», explica Diego. Y como hay que sacar siempre lo positivo de las cosas, «cuántas menos horas haya de día tendremos más posibilidades de ver auroras boreales, un fenómeno de luces del que hasta ahora no habíamos odio hablar», recalca Paula. «He buscado vídeos en Youtube y es una pasada, el cielo se pone verde», aclara Aratz.

Pero el viaje a un mundo tan desconocido que les recuerda a «Narnia y al de Frozen» tiene un reto importante más allá de que todo el equipaje más los «detallitos» con los que Paula pretende agradecer a su familia de acogida su amabilidad, quepa en una maleta sin facturar y una mochila. Estos ocho briviescanos pretenden fomentar y adquirir a través de un proyecto Erasmus Plus rutinas relacionadas con un hábitos de vida saludable, conociendo en primera persona la gastronomía, literatura y deporte que el Círculo Polar Ártico les puede ofrecer. Asimismo, ellos compartirán también las costumbres y tradiciones de su zona. 

Ya tienen en su poder los pasaportes que les abrirán las puertas a un territorio en el que se practica el frilufsliv, un fenómeno cultural que transciende al sistema educativo, «manifestándose a través de prácticas didácticas en espacios naturales, un hábito que nos llama la atención y que no descartamos instaurar en Briviesca», concluye Sara. 

«¿Canarias se puede considerar el extranjero?», pregunta María. «No, es España aunque está cerca de África», responde el resto. «Pues entonces nunca he salido fuera», contesta entre carcajadas. Algunos se estrenan como viajeros, otros ya cuentan con experiencia. Lo que sí resultará novedoso y nunca olvidarán serán los miles de recuerdos que les unirán para siempre al país nórdico.