Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


A contrapié

17/05/2023

La estrategia de Bildu ha sido mucho más eficaz que la de Moncloa, donde no aciertan con la manera de enfocar la campaña electoral, abusando de anuncios que, precisamente por el abuso, pierden credibilidad.

Sánchez dice que los mayores de 65 años solo pagaran 2 euros si van a ir al cine los martes, y sale Belarra pidiendo que eso se aplique también a los parados y a los menores de 30 años; el próximo consejo de ministros tendrá que aprobar una subvención para los productores y las salas, porque la industria del cine va a quedar para el arrastre. Lo que pretende Sánchez es crear una España subvencionada que le aporte incontable número de votos, pero esa política bolivariana no va a calar en una sociedad madura y democrática, por mucho que Sánchez se presente como salvapatrias. Mejor le iría si tomara medidas que impidieran que los jóvenes y no tan jóvenes tengan que buscar su futuro en países en los que encontrarán trabajo con un sueldo que les permitirá cubrir sus necesidades básicas e incluso acceder a una vivienda.

Estábamos con Bildu. Incluye a asesinos en sus listas - con sus penas cumplidas, pero no dejan de ser asesinos- y el gobierno se pone bastante de perfil hasta que Sánchez, preocupado por las críticas generalizadas, se ve en peligro y pronuncia en Estados Unidos la frase "puede ser legal pero no es decente". Creyó que había salvado la situación, pero no fue así. Era imperdonable su frialdad ante esas listas innobles.

Hay algo que hace especialmente hiriente la falta de palabras de condena del gobierno y del PSOE ante el caso Bildu: el empeño en revisar el pasado lejano, el de la guerra civil, con una ley que persigue a quienes no estaban en el bando republicano, mientras se acepta la colaboración política de un partido que integra a personas que formaron parte de ETA y, además, los incluye en sus listas. Si no fuera porque también Bildu se mueve por conveniencia electoral, podría pensarse que demuestra más sensibilidad que el tibio gobierno de Sánchez cuando obliga a los siete miembros de ETA que participaron en asesinatos, a renunciar a las listas municipales.

Esta operación de Bildu pretende atraer el voto de multitud de vascos que han tenido la suerte de no conocer de primera mano el tenebroso papel que jugó ETA, con más de 800 víctimas mortales, miles de heridos y un estado de terror que asoló a toda la sociedad española.

Intenta Bildu ahora presentar una cara "amable", institucional, pero esas listas han sido un fallo monumental. Se han dado cuenta y han echado marcha atrás, aunque eso no signifique que se sientan avergonzados de defender a terroristas y asesinos. Moncloa en cambio no ha sabido reaccionar con un mínimo de inteligencia, con el presidente y ministros expresando desde el primer momento su rechazo a unos candidatos aborrecibles.

Bildu les ha ganado por la mano. Parece mentira.