Han pasado ya seis días, pero las cabezas de Eduardo y Yajaira siguen en la Noche de Reyes. Aquella madrugada lo perdieron casi todo. Un incendio arrasó la casa en la que estaban alquilados en el barrio de Castañares y redujo a cenizas lo poco que tenían en el interior. Salieron con lo puesto, sin abrigo y hasta sin zapatillas en una jornada gélida. A pesar de todo, se sentían afortunados porque al menos podían contarlo. Quieren pasar página, retomar su vida en otro lugar, reconstruir el hogar perdido. Pero todo lo que les ha ocurrido desde entonces les hace regresar a las 2 de la mañana del 6 de enero. 

La empatía de su casero, Javier, les ha permitido tener un techo esta última semana. El propietario de la vivienda quemada adelantó los gastos para alojarles en un hotel con la certeza de que su póliza de seguro se los cubriría. Pero la compañía solo le ha puesto pegas desde entonces. Le dice que su contrato solo contempla ese pago si es él el beneficiario, no unos alquilados. Arrendatarios a los que, por cierto, el perito señala como responsables del siniestro. «Parece que nos culpan a nosotros cuando está claro que el incendio se produjo por una mala combustión de la gloria. Nosotros la hemos mantenido muy bien los casi tres años que llevábamos en la casa», asegura Eduardo Sastre, una de las víctimas del incendio que no puede evitar emocionarse al pensar en la tragedia que pudo haber ocurrido de no haber estado despiertos hasta tarde. 

Recuerda que el humo había llegado a la habitación de la hija de la pareja, a la que fueron a despertar para darle su regalo de reyes, un perrito. «Me vuelve a la cabeza la imagen una y otra vez. Lo que pudo haber ocurrido si no subimos. Si pasa cualquier otra noche, no lo contamos. Por eso no entendemos cómo nos pueden responsabilizar a nosotros», insiste. 

El tiempo corre en su contra (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy jueves o aquí)