Un año sin sonar las campanas

C.M. / Burgos
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El Ayuntamiento de Burgos todavía no ha dado con la solución para arreglar su sujeción al tejado tras su retirada. El área de Patrimonio ha pedido presupuesto a cuatro empresas para redactar el proyecto, pero solo dos han contestado

Una grúa procedió a su desmontaje el 29 de marzo del año pasado. - Foto: Luis López Araico

Los paseantes habituales de la Plaza Mayor echan en falta el sonido de las campanas que daban los cuartos y las horas del reloj de la fachada de la Casa Consitorial. Desde hace un año no suenan y no hay visos de que a corto plazo lo hagan. Se desmontaron ante el riesgo que corrían de caerse por el deterioro de los ejes a los que estaban sujetas y no se han vuelto a colocar. Mientras siguen guardadas en los Almacenes Municipales. 

Las campanas se encuentran en buen estado y únicamente sería necesario realizar una limpieza, pero el problema está en el soporte, que debe idearse un sistema que garantice su estabilidad cuando se vuelvan a colocar en el tejado. La Concejalía de Hacienda y Patrimonio solicitó presupuesto a cuatro proyectistas, pero solo dos contestaron al requerimiento y de ellos uno ha trasladado el presupuesto. De este modo, se dará un tiempo para que la otra empresa lo remita y se adjudicará la redacción del proyecto a través de un contrato menor. 

Según indicaron fuentes municipales, no se trata de una actuación de gran envergadura pero sí compleja para garantizar la estabilidad de las campanas así como la sujeción al tejado. Con el objetivo de dar la mayor información posible para la redacción del proyecto se solicitó la colaboración de la Policía Local para que hiciera volar un dron y así se obtuvieran datos que facilitaran el proceso de solución. 

Las campanas se desmontaron el 29 de marzo del año pasado al detectarse la inclinación de una de las campanas. Fue el relojero y experto en campanas Antonio Cano el que dio la voz de alarma cuando fue requerido por el Ayuntamiento para que arreglara el reloj, dado que daba las horas a destiempo. Al subir al tejado para comprobar la maquinaria observó que una de las campanas, la ubicada a la izquierda según se mira el edificio, presentaba una ligera inclinación y corría riesgo de caída. Los técnicos municipales tomaron la decisión de que lo mejor era proceder al desmontaje para comprobar el estado de la estructura y la base que la soporta.

El panorama no pudo ser más desolador, la barra de hierro que sostenía las campanas estaba totalmente oxidada y a punto de desprenderse de la base, lo que hubiera tenido consecuencias fatales. Al parecer, desde que se colocaron las campanas no se había supervisado.

El Ayuntamiento las someterán a labores de limpieza, restauración y pulido, dado que se encuentran en buen estado. Mientras el reloj sigue funcionando aunque no suenen las campanas, dado que se ha desconectado el sistema.