El despliegue de la fibra óptica en la capital acumula retraso tras retraso, pero Telefónica y el Ayuntamiento de Burgos optan por centrarse en el camino que aún queda por recorrer hasta llegar a la ansiada meta. Ambas partes ven la luz al final del túnel y marcan el próximo mes de mayo como la fecha definitiva para concluir los trabajos. Tanto la compañía como la administración local tenían todo preparado para agilizar la fase final de un proyecto que ha encontrado un sinfín de contratiempos. Primero en los despachos y después sobre el terreno. Así, los trabajos siguen su curso a una velocidad menor de la deseada.

Los ritmos de las últimas gestiones iniciadas obligaron a la multinacional de comunicaciones a desistir del cierre marcado para el pasado mes de enero. Después descartó la opción de marzo y, finalmente, habrá que esperar a una fase ya avanzada de la primavera para zanjar la cuestión. Los técnicos trabajan en las últimas semanas en céntricos enclaves como la calle San Pablo y siguen una hoja de ruta condicionada por el rechazo mostrado por muchas comunidades de vecinos para permitir la instalación de la caja terminal óptica (CTO) dentro de las fincas.

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