Uno de los asuntos que están esperando a la nueva corporación municipal es dar solución a los problemas de aparcamiento que existen en diferentes zonas de una ciudad que, en el último lustro, ha perdido más de mil plazas para vehículos; asunto que en los últimos meses preocupa especialmente a barrios como Vadillos, Fernán González o la zona del Casco Histórico Alto, que incluso está pensando en celebrar una consulta para conocer la opinión vecinal sobre la implantación de la ORA para intentar paliar la escasez de estacionamientos para residentes.
Lo cierto es que las últimas peatonalizaciones y reurbanizaciones han dado como resultado la eliminación de muchos espacios para coches en lugares especialmente sensibles porque son barriadas antiguas que no cuentan con garaje en los edificios. La situación es más complicada en el casco viejo, donde no es posible ni tan siquiera realizarlos en el entorno; el último intento tuvo lugar a principios de los 2000, con un proyecto de aparcamiento subterráneo en San Esteban que fue rechazado por la Junta. El asunto se agravará con la ejecución de las obras previstas en cinco calles del entorno y en el último tramo de Fernán González, sólo aquí desaparecerán más de medio centenar de plazas sin que el Ayuntamiento haya planteado ninguna alternativa. Mientras tanto, los vecinos que no tienen más remedio que usar sus coches para ir al trabajo o acercar sus compras, en una zona de difícil accesibilidad por su propia orografía, se desesperan buscando sitio en lugares que ocupan los vehículos que quieren evitar la zona azul del centro, cuya extensión, a juicio de algunos, no solucionaría el problema ya que no garantiza las plazas para residentes necesarias.
Es cierto que la Ley de Cambio Climático obliga a las ciudades a adoptar planes de movilidad para crear zonas de bajas emisiones, lo que también implica ir reduciendo los espacios para vehículos a motor, una de las mayores fuentes de contaminación pero esto no se puede hacer sin ofrecer alternativas para el parque ya existente. En el caso de las obras en el casco alto, no solo se debe pensar en ampliar aceras y quitar aparcamientos, también en mejorar la accesibilidad realizando rampas, poniendo ascensores o escaleras mecánicas que no hagan tan necesario el uso del coche para los movimientos cotidianos; además de mejorar las rutas y financiación del transporte público.