Imagine la escena. Una mujer acude al cuartel de la Guardia Civil de Granada para denunciar que le han estafado ciento setenta mil euros, y que el estafador ha sido, presuntamente, su novio, presuntamente, Brad Pitt. Brad Pitt, el actor. Brad Pitt, el famoso. Brad Pitt, el ex de Angelina Jolie. Brad Pitt, el de Malditos bastardos, El club de la lucha o Seven. Brad Pitt, la estrella mundial.

Imagine que un día entra usted en contacto con un club de fans de Brad Pitt en Facebook, de ahí va saltando a otras páginas de seguidores del rubio y bello actor de ojos azules con cuerpo cincelado por los mismos dioses y, de pronto, contacta usted directamente con él. Con William Bradley 'Brad' Pitt, de los Pitt de toda la vida. Al principio de forma tímida. Luego, con algo más de confianza, Brad Pitt le dice que le cae usted muy bien. Que es usted diferente. Que la gente que le rodea de manera habitual lo hace por su fama, su dinero o su poder, pero que con usted es distinto. Imagine que le declara su amor, que le dice que él y usted son almas gemelas. Imagine que Brad Pitt, el ídolo, se ha quedado prendado de usted, de su encanto, de su personalidad. Nunca ha conocido a nadie como usted, no puede evitarlo, y deciden usted y él que, pese a no haberse conocido en persona jamás, a todos los efectos son pareja. Imagine que el amor del señor Pitt, Brad, es tan fuerte que le promete viajar a España para conocerse al fin y rodar una película que él protagonizará, y que su coprotagonista será usted. Tan solo hay un detalle mínimo, una futesa de nada. Brad Pitt, el multimillonario, el poderoso, le pide a usted, su amor, que le adelante ciento setenta mil euros 'para cubrir gastos'.

Quizá le entrasen a usted dudas llegados a este punto, porque la pela es la pela, pero Brad Pitt le envía una cariñosa foto de sí mismo, un selfie, con un folio escrito 'a mano' en el que le pone Cariño, de verdad te amo y prometo pagarte, pagarte todo bien cariño todavía te amo y sigo aquí para ti. Y no sabe bien cómo, pero consigue ese dinero. Y se lo da. Y espera. Y su Brad Pitt no solo desaparece, sino que, además, sigue viviendo su vida como si él y usted nunca se hubieran conocido. ¿Se lo imagina?    

@VladimirConV