Historia viva de la ciudad de Burgos, su bar más emblemático y singular. El Patillas ha sido, y es, testigo de acordes, cante y arte, de conversaciones de barra, de secretos, de celebraciones y el punto de encuentro de varias generaciones de burgaleses. Impasible al tiempo, durante todo este sábado ha estado de celebración, cumple 111 años.
Clientes habituales, otros que lo fueron en el pasado, los que van de vez en cuando, aquellos que se han acercado sólo por celebrar y algún turista asombrado por lo que se ha encontrado al traspasar la puerta han ido coincidiendo en el local con motivo de esta aniversario. Tras la barra, ocupado, pero amable y sin parar de sonreír, Javier Ibáñez, su actual gestor. Su mejor regalo en esta efeméride, el cumplido que se escuchaba en el ambiente, que el espíritu de El Patillas sigue muy vivo a pesar de haber superado con creces la centena.