De culto a la fertilidad en la Prehistoria a la censura más absoluta en la Edad Moderna. El simbolismo sexual experimentó un declive con los siglos. Las representaciones del pene o la vagina son tan viejas como el mundo, pero no siempre se han visto con los mismos ojos. Amaya Barahona rastrea su presencia en El mito genital. Un paseo creativo por el simbolismo sexual en la espiritualidad, un libro divulgativo, «para nada pretende ser una tesis», que se completa con una exposición con las 23 ilustraciones del volumen, que cuelgan en las paredes de La figa ta tia hasta el 3 de diciembre. 

«Empiezan siendo algo bello, de culto a la fertilidad y amuleto de buena suerte y abundancia, en la Prehistoria. Los problemas empiezan en el siglo XIII y XIV. Se ven como algo sucio y al ser cultos relacionados con creencias precristianas se quiere acabar con ellos y se demonizan hasta que en la Edad Moderna simplemente son un método de que la demografía no caiga. Se evidencian así las bases de nuestras propias censuras en la actualidad», resume la autora y observa que dedica más mimo a la vagina «para quitar las creencias feas que hay sobre ella». 

Termina con la furibunda caza de brujas que se desató en Europa en el siglo XV, un tema que, curiosamente, fue el inicio de este proyecto. El anterior, la baraja del Oráculo de Plantas, la descubrió la leyenda de las brujas que robaban la virilidad a los hombres. 

Todos estos mitos y creencias toman forma en la colección de ilustraciones, una suerte de miniaturas medievales. «Son fruto de mi aprendizaje simbólico, unas con tono serio y otras más satírico, lo que serían los memes actuales», detalla e invita a desvelar todo lo que esconden.