He subido cientos de veces a Pallafría, primero como jugador, después como periodista y últimamente como aficionado, y nunca había visto nada igual. Desde mi casa no se tarda ni un cuarto de hora en llegar y salvo contadas excepciones siempre he podido aparcar sin demasiados problemas. No el pasado miércoles, menos aún este domingo. El Burgos CF juvenil tuvo la ‘culpa’, también sus rivales esos días.

Entre semana y a las cuatro de la tarde, intuíamos que se acercaría gente a ver a los canteranos blanquinegros contra el Real Madrid, pero no tanta. Quedé con un amigo a las cuatro menos veinte para ir "con tiempo"... y no nos sentamos en la abarrotada grada del Luis Pérez Arribas hasta pasado el minuto 10. Larga cola de coches antes de llegar y arcenes de la carretera repletos ya junto a las instalaciones. En el párking, además, se multiplicaban las filas improvisadas. "¡Qué locura!", pensamos ambos en voz alta.

La visita del juvenil merengue despertó un interés desconocido en Pallafría. Echamos cálculos y si en la única grada caben "unas 600" allí seríamos ¡más de mil!. Hasta en la propia retransmisión de Real Madrid TV se sorprendieron de la respuesta del público.
Más de lo mismo ocurrió el domingo, en esta ocasión con el Atlético de Madrid como rival. Otra vez en torno a un millar de personas tanto en la grada como alrededor de la valla, incluido el periodista Manolo Lama, cuyo hijo juega en el filial rojiblanco; también la familia Caselli al completo, que hizo doblete por la tarde en El Helmántico. Un ambiente espectacular para ver la División de Honor Juvenil.

"Espero que 500 o 600 aficionados repitan en los próximos partidos porque se hayan dado cuenta de que se puede ver buen fútbol en esta categoría", desea Pechu, el técnico del Burgos CF juvenil. Doy fe. Me tocó 'cubrirla' hace unos años cuando competía el Burgos Promesas y ahora espero poder disfrutarla muchos años como aficionado...