La falta de microchips demora la llegada del contenedor marrón

C.M.
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Se requiere activar una tarjeta para depositar la basura orgánica. Colocan provisionales en Alonso Martínez al estropearse la pluma de los soterrados

Se han instalado provisionales en la plaza Alonso Martínez al estropearse la pluma que recoge los soterrados. - Foto: Alberto Rodrigo

La implantación del contenedor marrón, una de las principales novedades que incluía el nuevo contrato de recogida de basuras, se retrasa hasta enero de 2023. La crisis mundial de microchips ha impedido a Urbaser su colocación en las isla de reciclaje y funcionamiento antes de que concluyera este año.

Y es que esos contenedores llevan una batería y un microchip que permiten su apertura y cierre con una tarjeta electrónica que se entregará a los usuarios que quieran depositar en ellos la basura orgánica y restos de comida o podas. Con esta tarjeta, además de registrar qué persona realiza el depósito de los residuos, se trata de garantizar que el contenedor permanece cerrado. El concejal de Medio Ambiente, Josué Temiño, asegura que el mismo problema están teniendo otras ciudades que también quieren implantarlo y también la Diputación de Burgos. «No parece lo más lógico ponerlo en marcha durante la Navidad», apuntó. 

Temiño también avanzó que se llevará a cabo una campaña informativa para que los burgaleses conozcan en detalle el tipo de residuo que puede depositar en el marrón y los pasos que deben dar para solicitar la tarjeta que permite su uso. «Se explicará barrio por barrio, se buzoneará material informativo y se indicará cómo acceder a las tarjetas, dado que es voluntario para los ciudadanos que quieran participar al ser una fracción novedosa», subrayó, al tiempo que indicó que espera que este quinto contenedor esté implantado en toda la ciudad antes de mayo.

El objetivo que se ha marcado Urbaser, la empresa que tiene adjudicada la recogida de residuos, es que se adhiriera al contenedor marrón un 12% de los usuarios potenciales, aproximadamente unos 11.000 hogares, en un plazo de un año desde su puesta en marcha.

El contrato contempla cambiar 4.500 unidades de contenedores, de los que se han montado 2.453 en el aparcamiento de Villalonquéjar y se han colocado en las calles 1.884 durante los meses de agosto, septiembre y octubre y quedarían otros 569 para ir instalándolos durante estas semanas. Es decir, cada semana se renuevan entre 250 y 300 y se espera que la totalidad esté antes de fin de año.