Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


La pertinaz sequía

12/05/2023

Con esa calificación, la pertinaz sequía, el franquismo justificaba la obsesión del Generalísimo por inundar España de pantanos. No fue mala esa obsesión de un dirigente que se ganó con creces el título de dictador: gracias a los pantanos, trasvases y canalizaciones se consiguió luchar contra sequías devastadoras. Llegó la democracia pero el partidismo, sobre todo en los últimos años, ha tumbado proyectos y planes hidrográficos bien diseñados, que sistemáticamente eran descartados por el contrario cuando llegaba al gobierno.

Pedro Sánchez no ha tenido más planes contra la sequía que no tener plan, y dejar que algunos presidentes autonómicos, incluso del Psoe, se mataran entre ellos por el uso del agua. Hasta que la sequía se ha convertido realmente en pertinaz, en uno de los asuntos más preocupantes de la España actual, y entonces Sánchez se ha apresurado a convocar un consejo de ministros extraordinario cuando faltaban horas para iniciar oficialmente la campaña electoral. Es evidente que solo los muy cafeteros, los muy sanchistas, han visto esa convocatoria como prueba de la preocupación del presidente por los ciudadanos. El resto de los españoles lo consideran un acto electoral más, ante la necesidad de luchar contra lo que dicen las encuestas. Excepto la del CIS, claro.

Las ayudas directas al campo, agricultores y ganaderos, son bienvenidas. Pero lo que se necesita es una política del agua diseñada por expertos, no por políticos que, como ocurre con Podemos, proponen iniciativas que solo afectan al uso doméstico. Por supuesto que hay que regular ese uso doméstico con exigencias de ahorro, prohibiciones y ayuda a los sectores sociales más vulnerables. Pero a los grandes problemas hay que aportar grandes soluciones, no ideas de pin y pon.

Ante una pertinaz sequía es necesario contar con los responsables autonómicos para que trabajen conjuntamente con el gobierno central, y es absolutamente necesario abordar medidas estructurales que garanticen que en el futuro se podrá responder con eficacia a situaciones límite como la que estamos viviendo. Si eso obliga a intervenir en los conflictos entre comunidades autonómicas con diferentes posiciones respecto a los trasvases, por ejemplo, se debe intervenir sin complejos. Eso de que el agua no es patrimonio de un país, sino de los que residen en el territorio en el que se encuentra o por donde discurren los ríos, va contra la solidaridad nacional y también contra el sentido común. La riqueza compartida es lo que permite que sobrevivan países en los que la naturaleza ha premiado a sus regiones de muy diferente manera, clima, riquezas mineras y petrolíferas, costas, cordilleras … y agua.

Aprobar medidas cuando se inicia una campaña electoral, sacando nuevamente la chequera sin garantías de que se pueda cumplir lo que ahora se promete, es sencillamente inmoral. Porque es imposible paliar los efectos desastrosos de la sequía cuando medio país ya está devastado. Pedro Sánchez y sus ministros llegan tarde.