Tecnología voladora para no perder un voltio

A.C. / Medina de Pomar
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Cámaras convencionales y termográficas y un sensor LiDAR que escanea en 3D los tendidos son los aliados de Iberdrola desde el aire para localizar los defectos de sus redes y adelantarse a las averías

Jordi Vilá está a los mandos del helicóptero. A su lado, a la izquierda, el navegador Donato Capiello, que haría las veces del copiloto en una carrera de rally. Su cometido es llevar un plan de vuelo de todas las líneas eléctricas de i-DE Iberdrola que se van a revisar desde el aire y los posibles obstáculos que el piloto se puede encontrar en el camino, desde el cableado de redes de alta tensión que se cruzan a mayor altura con las de media tensión que se quieren inspeccionar hasta un buitre que por impacto entraría en la cabina sin remedio y podría desencadenar un accidente. Detrás de ellos, el operador de cámara Gabrielle Mecca es quien maneja con habilidad de gamer los mandos de tres cámaras para seguir el curso del tendido eléctrico. Dos de ellas son convencionales y toman imágenes tanto en el sentido del vuelo como de todo lo que queda atrás para localizar roturas, grietas o desperfectos físicos. Una tercera es termográfica y capta «puntos calientes en los elementos sometidos a tensión eléctrica donde se ha producido una variación sustancial de temperatura». 

La habitual ha de ser de unos 30 grados, pero si rebasan los 35 algo sucede, como explica Jesús María Figueira, técnico de asistencia y mantenimiento de Iberdrola en Castilla y León, quien con 36 años de experiencia en la empresa ha visto como la supervisión de las redes con la tecnología más puntera desde el aire ha dado un giro exponencial a los resultados de su mantenimiento y la garantía del suministro de electricidad. Este profesional también destaca las grandes ventajas en prevención de accidentes laborales para los trabajadores de la empresa que ha supuesto este cambio, puesto que ya no tienen que subir montañas, cruzar ríos ni exponerse a las inclemencias del tiempo a pie de suelo. Desde Iberdrola afirman que cada año se mejoran los resultados en la prevención de posibles averías, al anteponerse a ellas localizando los equipos defectuosos y renovándolos antes de que den un fallo. Aseguran que en 2022 se logró un incremento «récord» de la calidad del suministro de un 20%, lo que es igual a decir que se redujeron en un 20% las interrupciones del suministro de electricidad, la gran preocupación de toda eléctrica y lo que más molesta a sus clientes.

Además de las tres cámaras, el helicóptero va equipado con un segundo equipo, el que más ventajas ha dado a la distribuidora de Iberdrola desde que lo comenzara a utilizar en pruebas en 2017, según Diego Cuasante, CEO de Atlas Innovative Engineering, la firma que desarrolla este trabajo tecnológico para la eléctrica. Se trata de un sensor LiDAR, que emite pulsos láser contra el suelo y permite escanear el ancho de los corredores de los tendidos. Cada vez que el pulso del láser impacta en un objeto, rebota y vuelve al sensor que calcula las coordenadas de cada impacto, haciendo después un dibujo perfecto de los cables, las torres, la vegetación, los edificios, el suelo... Por cada kilómetro supervisado, diez millones de puntos de diferentes colores, que van cambiando al rojo según se van acercando peligrosamente a los cables del tendido, dibujan una réplica digital en tres dimensiones de todas las instalaciones y el territorio que surcan. La ventaja es que detectarlo todo permite localizar todos los defectos, pero también evitar que se tale un árbol de más, al ser exacta la medición de su distancia a la red eléctrica.

Iberdrola supervisa desde el aire sus redes en las Merindades para adelantarse a posibles averías.Iberdrola supervisa desde el aire sus redes en las Merindades para adelantarse a posibles averías. - Foto: Valdivielso

Cuasante asemeja la tarea de este sensor a «traer el campo a la oficina», una vez que esos millones de puntos crean imágenes que se analizan después en el ordenador. Mientras tanto, de cada una de las tres cámaras salen cuatro imágenes por segundo, que multiplicadas por las seis horas máximas de vuelo que se realizan cada jornada equivalen a casi 80.000 imágenes. Todas ellas se inspeccionan y supervisan para entregárselas a Iberdrola «con todos los defectos ya localizados». 

DB pudo volar desde Medina de Pomar hacia el Valle de Losa para observar el trabajo sobre las redes que surcan el desfiladero del río Jerea pasando por Quincoces de Yuso hasta el alto de Relloso, en los montes de la Peña. A la vez que la retina se llenaba de bellísimas imágenes como las que dejaba la ermita románica de San Pantaleón de Losa desde el aire, las explicaciones del piloto en el cruce de líneas de alta y media tensión a la altura de Criales de Losa evidenciaban la dificultad de esta tarea. Nada que ver volar las Merindades que la llana meseta. Todos los sentidos han de estar al cien por cien en las tres horas que como máximo se vuelan las redes de forma continuada. Tras ellas llega el repostaje y descanso de un mínimo de una hora para regresar al aire durante tres horas más, siempre que el viento, la lluvia o la niebla no lo imposibiliten.

Hay que rentabilizar cada vuelo al máximo y centrar toda la atención en las redes, porque una hora de vuelo puede costar cerca de 2.000 euros. Se vuela siempre a un mínimo de 30 metros de los tendidos, «por encima de la distancia de proximidad 2, con lo que no hay riesgo de colisión», según el CEO de Atlas Innovative Engineering.

En los primeros seis meses del año, i-DE Iberdrola revisó con el apoyo de esta empresa 6.000 kilómetros de líneas eléctricas de media y alta tensión de Castilla y León, de los que 5.000 se vigilaron también con cámara termográfica. En total, la región suma 50.220  kilómetros de líneas de todo tipo y de ellas, 4.560 se ubican en la provincia de Burgos, donde Iberdrola es propietaria y se ocupa de la mayor parte de la distribución, salvo en pequeñas zonas en manos de empresas menores.