La aldea antes que la idea

P.C.P.
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Fernando vio desfilar a 7 compañeros camino del paro y planteó a Cecilia un cambio radical en sus vidas. De Mallorca a San Miguel de Pedroso para emprender: ¿en qué? Están en ello

Fernando y Cecilia pasean con su perrita Tufa por San Miguel de Pedroso. - Foto: Luis López Araico

Con medio trabajo, el de Beatriz en una peluquería, desembarcó a Belorado la primera familia del Proyecto Arraigo. En San Miguel de Pedroso fue una jubilada con su pensión. Pero que viniera antes el huevo que la gallina, que llegaran nuevos vecinos sin ocupación laboral, ni tan siquiera proyecto, se enamoraran del lugar y empezaran a pensar qué hacer para asentarse en él no había ocurrido nunca.
Siempre hay una primera vez y esta se llama Fernando y Cecilia. Sus raíces andaluzas y uruguayas se unieron en Palma de Mallorca y tras ver que la vida necesitaba un giro buscaron «una aldea lo más pequeña y humilde posible» en el norte. «Nos pareció buena idea hacer un cambio radical», añaden. De la casita a 20 metros del mar, pero siempre rodeados de ruidos, a la ventana con vistas a la montaña en completo silencio con la que se despiertan cada día, desde el 7 de noviembre.
¿Cómo se dieron cuenta de que querían otra vida? Fernando tampoco necesitó un olfato de sabueso para después de ver desfilar a 7 compañeros de departamento por la puerta de salida, saber que él podía ser el octavo. A Cecilia la pandemia le hizo pensar en dejar la clínica dental donde trabajaba. ¿Para qué? Aún no lo saben, pero será autoempleo para los dos. 

Aunque pueda parecer extraño el viaje de la capital balear a un pueblo, ellos llevan el origen rural de sus familias muy a gala. «Lo tenemos en la sangre», apunta Cecilia. Y aunque suene a que buscan una estancia más o menos subvencionadas, su asentamiento en San Miguel de Pedroso es algo «definitivo. No venimos de vacaciones», apostilla Fernando.

Cada día se ponen a trabajar con un horario, sus ordenadores y todas las ideas que bullen por la cabeza para investigar, documentarse y filtrar por un embudo los 8 o 9 proyectos iniciales que barajan hasta dar con el que será su medio de vida para los próximos años. Creen en «febrero o marzo» habrán dado con él y que tendrá algo que ver «con animales, cocina, la naturaleza... Muchos ámbitos que pueden encajar. Otra cosa es conseguir que arranque y que nos dé un medio de vida digno», asumen.

Trabajo no tendrán aún pero comida no les falta. «Tenemos la despensa llena de pimientos, de todo. Cada día nos traen algo o abrimos la puerta y tenemos un queso fresco», afirman entre risas., agradecidos del «recibimiento» en este barrio que no solo conserva sino que potencia su alma propia de pueblo. «Pensábamos que iba a ser más duro, que nos sentiríamos solos», reconocen. Hasta el punto de que se lo ocultaron a sus familias hasta el último momento, para que no sufrieran. «Como nos ven tan bien, están felices».

Arropados por todos, pero especialmente por José Mari García, concejal de Repoblación de Belorado y vecino de San Miguel de Pedroso, con él visitan los pueblos y  montañas de la zona, y también conocen los proyectos de emprendimiento. ya han superado el primer mes y han afrontado sus primeras tardes de frío y nieve.

«El fracaso es no intentarlo», afirman convencidos de que la piscina a la que se han lanzado tiene agua.