Las aperturas comerciales se frenan en el centro tras el boom

B.G.R.
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Centro Burgos contabiliza solo 2 nuevos negocios y 2 traslados esta temporada. Lo atribuye a la «inseguridad» por la economía y las elecciones, si bien tilda la situación de «estable» al no haber cierres

La mayoría de los empresarios que cambiaron de ubicación están satisfechos con la decisión. - Foto: Alberto Rodrigo

La pandemia dejó un reguero de cierres comerciales por toda la ciudad, aunque sus consecuencias no fueron tan negativas como se imaginaba el sector. De hecho, hubo empresarios que aprovecharon la crisis como una oportunidad para mudarse a locales más amplios y en primera línea cuyos alquileres antes les resultaban inasumibles, a los que se sumaron aquellos que decidieron dar el paso de levantar por primera vez la persiana. Estas situaciones se han producido sobre todo en el centro, coincidiendo, como viene siendo habitual, con los cambios de temporada y extendiéndose en el tiempo hasta el otoño. Sin embargo, esta primavera ese ritmo de traslados y aperturas parece haberse frenado.

La asociación de comerciantes Centro Burgos contabiliza esta primavera dos cambios de ubicación y dos nuevos negocios, con las calles La Moneda y La Paloma como destinos en ambos casos y el textil como protagonista de los últimos. Frente a estas novedades, el pasado octubre se produjeron ocho en tan solo dos meses, con Laín Calvo encabezando las preferencias de los empresarios, mientras que en las mismas fechas, pero de hace un año hubo 12 mudanzas de septiembre a abril y 9 aperturas en doce meses. La gerente de la entidad, Belén Marticorena, reconoce que el movimiento comercial se ha ralentizado, si bien califica la situación actual de «establece» al no haber acarreado cierres masivos sino alguno de carácter muy puntual.

«En otras ciudades de similares características los cambios se dan con mayor frecuencia», explica Marticorena, atribuyendo esta circunstancia, que valora de forma favorable, a que los comerciantes «gestionan mejor sus productos» en cuanto a la compra de género se refiere, lo que posibilita que mantengan su actividad en el tiempo. No por ello deja de recordar que «sigue habiendo muchos locales vacíos» y asegura que el freno actual no puede atribuirse a una subida de los alquileres porque continúan en niveles «asequibles». 

Una de las tiendas que se mudó hace un año ha cerrado. Una de las tiendas que se mudó hace un año ha cerrado. - Foto: Alberto Rodrigo

La gerente de Centro Burgos se detiene en algunas calles, como es el caso de La Paloma, donde se han levantado dos nuevas persianas -una lo hará próximamente por traslado- y los precios son más competitivos que en otras localizaciones como Laín Clavo, Alonso Martínez o La Moneda. «Dependiendo del producto, el comerciante se acerca más o menos a la zona turística», precisa, valorando en este punto y de forma muy positiva que «entren otro tipo de establecimientos que no estén directamente vinculados a los artículos de recuerdo para los visitantes».

Marticorena defiende la ubicación como el factor más estratégico para abrir una tienda y sostiene que lo importante para quien quiera emprender pasa por «encontrar el producto y saber a qué público quieres llegar», poniendo como ejemplo casos de éxito en el sector del equipamiento de la persona en los que los empresarios «son profesionales del artículo que ofertan, de la venta del mismo y del asesoramiento directo al consumidor». Además, pone de relieve este trabajo al producirse después del cierre «de muchos proveedores».

Más allá de aplaudir la calidad comercial de la ciudad, admite que el consumo ha vuelto a bajar y que esto está repercutiendo directamente en las actividades comerciales que no se consideran de primera necesidad, a lo que añade otro hándicap para explicar la situación, que no es otro que la «incertidumbre» económica del momento actual. «No existe una estabilidad que permita apostar por nuevas aperturas o traslados a otras ubicaciones», subraya, sin dejar de hacer referencia a que la proximidad de las elecciones municipales en mayo, unida a las generales de finales de año, también contribuyen al citado escenario al generar «una inseguridad jurídica tanto en el ámbito nacional como local».

Es aquí donde la responsable de Centro Burgos hace referencia a los «continuos decretos» que afectan al sector, al tiempo que critica que los responsables políticos no aprovechen para atender una de las principales demandas del pequeño comercio, como es la regularización de los periodos de rebajas. Ya en el ámbito municipal, exige al Ayuntamiento acciones para atraer a «grandes locomotoras» al centro, «lo mismo que se hace con las industrias», aludiendo a la «repercusión negativa» que supone que los locales que ocuparon el Corte Inglés o de H&M continúen vacíos. Plantea la posibilidad de crear una bolsa pública de locales, ya sea en régimen de alquiler o de compra, que poner a disposición de los emprendedores e incide en que se regulen los usos de las lonjas disponibles para que «a hostelería no invadir el centro de la ciudad».