«No es casual que sean siempre mujeres las víctimas del porno»

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Lluís Ballester, doctor en Sociología y uno de los mayores expertos del país en el estudio de la pornografía, participa este martes en el curso organizado por el servicio de Ginecología del HUBU sobre las violencias de género menos conocidas

Los expertos critican la facilidad con la que los menores acceden al porno en internet. - Foto: Eugenio Gutiérrez

«A cualquiera le parece evidente que no se pueda vender una entrada, en un cine, a un adolescente de 12 años que quiera ver una película porno. Sin embargo, tienen acceso ilimitado a cualquier producto violento en sus pantallas. Esta hipocresía social debe acabar». Así de tajante se muestra el profesor de la Universidad de Baleares Lluís Ballester, doctor en Sociología y autor de una investigación pionera en España sobre el consumo de pornografía por parte de menores, Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, que ya en 2018 alertó de que el primer contacto de muchos críos con estas imágenes se produce a los 8 años. «La curiosidad sexual es captada en internet por la industria del porno cuando buscan 'tetas' o cualquier otra palabra sexualmente significativa, mostrando páginas de fácil acceso, búsquedas habituales para una generación que normaliza el acceso a internet entre los 7 y 8 años», afirma el académico, que mañana participa en el curso organizado por el servicio de Ginecología y Obstetricia del HUBU Pornografía, prostitución y otras violencias contra las mujeres: detección y actuación.

En ese mismo trabajo se matizaba que aunque a los 8 años el porno se encuentra haciendo otras búsquedas, a los 13 es el objetivo de muchos chavales por esa curiosidad que es «muy razonable y saludable»: «El problema es que solo se responde desde internet y, en la mayoría de las ocasiones, desde la pornografía, entre otras cosas porque la industria paga los lugares de dominio y las primeras posiciones en buscadores como Google para palabras sexualizadas. Captan la atención en la adolescencia aplicando conocimientos sofisticados: es un producto aparentemente gratuito, fácil de conseguir, con menús infinitos en los que se puede solicitar cualquier cosa y filmaciones cortas con gran eficacia para la activación emocional, para la excitación, al menos en los primeros meses de consumo».

Así, no le sorprende al experto el dato que acaba de hacer público la Fiscalía General del Estado sobre el crecimiento en un 45% de las agresiones sexuales por parte de menores cuyas víctimas son también niñas pequeñas: «Desde hace años venimos avisando del impacto de los estímulos que ofrece la pornografía a adolescentes de edades reducidas, una influencia que no se ve compensada por una educación emocional, afectiva y sexual ni en las familias ni en los centros educativos porque no la estamos ofreciendo ni con calidad ni el tiempo necesario».

Hace años que venimos avisando del impacto de los estímulos que ofrece la pornografía a los adolescentes, por lo que no sorprende el aumento de las agresiones sexuales en esas edades»

Y es que, afirma Ballester, uno de los efectos del consumo habitual de porno es la desconexión de la empatía y cita a otro experto, el sociólogo especializado en abuso sexual en la infancia y agresiones sexuales, David Finkelhor, para describir por qué se produce la violencia sexual. Así, indica que el consumo habitual de pornografía genera una motivación individual parecida a la de la cocaína y una superación de las inhibiciones personales, en especial con la desconexión de la empatía cognitiva que alimenta determinadas dinámicas en grupos de hombres con masculinidades tóxicas haciendo que se superen también las inhibiciones sociales de la violencia sexual.

Por otro lado, ve un vínculo estrecho entre la pornografía y la prostitución y asume el postulado del feminismo radical que afirma que la una es la teoría y la otra, la práctica: «Estoy bastante de acuerdo con ese enfoque y hay que reconocer que cuando no había nadie trabajando este tema diversas pensadoras feministas lo estudiaron a fondo y pusieron las bases de lo que sabemos ahora».

Relación con la prostitución. Por eso, Lluís Ballester manifiesta de forma rotunda que uno de los productos fundamentales de la industria del porno es la prostitución «provocando que miles de mujeres entren en ella a partir de la demanda masculina: «Además, capta la atención con la realización de la fantasía masculina de la sexualidad más tóxica: todas las mujeres están disponibles, la mujer ideal es sumisa y acepta cualquier tipo de práctica sexual, todo se puede hacer, no hay el más mínimo compromiso...».

La industria capta la atención con la realización de la fantasía masculina más tóxica de la sexualidad: todas las mujeres están disponibles, son sumisas y aceptan cualquier tipo de práctica»

Se trata de un contexto -como tantos otros- en el que las mujeres se llevan la peor parte. Ocurre no solo con la situación de las que se ponen delante de la cámara sino con el uso de imágenes íntimas de cualquier mujer: «No es casual que sean siempre ellas las víctimas de la pornografía usada como arma». En este sentido, destaca tres modalidades que, en muchas ocasiones, utilizan -ya se han conocido casos, algunos muy recientes- la tecnología deepfake o la inteligencia artificial: porno de venganza (publicación de imágenes íntimas, sobre todo por parte de exparejas varones), porno de ataque, centrado en arruinar la imagen social y la reputación de mujeres conocidas y porno de acoso «orientado a violentar a mujeres conocidas en grupos reducidos como compañeras o profesoras en centros educativos».

Toda esta serie de argumentos le llevan al profesor Ballester a exigir una mayor dureza a la hora de penalizar ese acceso sin límites al porno en internet y apuesta, entre otras medidas, por introducir en el Código Penal modificaciones que permitan perseguir a los directivos de las plataformas que permitan el acceso de menores a este tipo de material así como por tipificar como delito la pornografía extrema y violenta.

El curso Pornografía, prostitución y otras violencias contra las mujeres: detección y actuación, del servicio de Ginecología y Obstetricia y que tendrá lugar en el salón de actos del HUBU se ha recibido con una enorme expectación y la inscripción llega casi a las 200 personas. A lo largo de toda la jornada analizará también la mutilación genital femenina (a cargo del psicólogo clínico Felipe Hurtado, de la Unidad de Salud Sexual y Reproductiva Fuente San Luis, de Valencia), la trata de personas (Cristina Robles, educadora social de Médicos del Mundo Valladolid), la prostitución (Isabel Menéndez, catedrática de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UBU) y los efectos de la explotación sexual en la salud de las mujeres (Abel Renuncio, ginecólogo del HUBU). 

El Código Penal debería modificarse para perseguir a los directivos de las plataformas que permiten el acceso de menores a material pornográfico»