¿A qué suena un cuadro?

I.L.H. / Burgos
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La compositora y cantante Laura García Olalla pone música a obras del Museo Thyssen de Andorra. Su voz y silbidos junto a sonidos de olas y gaviotas dialogan con pinturas del siglo XX

Dos de las obras son 'Granja', de Wyeth (d.), y 'Nit de camp', de Castellanos (i.).

El Museo Carmen Thyssen de Andorra lleva un par de años haciendo sonar los cuadros expuestos. En la muestra de 2024 SONS. Analogías musicales en la pintura participa la compositora y cantante burgalesa Laura García Olalla junto a los también músicos Lluís Cartes, Lluís Casahuga y Kic Barroc. Dividida en bloques con obra de artistas de finales del siglo XIX y sobre todo del XX, los músicos se han repartido los cuadros atendiendo a determinados efectos armónicos. 

La creadora burgalesa residente en Barcelona ha puesto música a obras de Wyeth, Castellanos, Martínez Tarrassó y María Antonia Dans agrupadas bajo la Cadencia. Y a cuadros de Girona i Benet,  Pla y Gallardo y Sanvisens i Marfull dentro del grupo Polifonía: «Opté rápidamente por esos cuadros porque enseguida me sentí cómoda con ellos y con la relación que establece la comisaria Pilar Giró. E inmediatamente vi claro cuál iba a ser el recurso compositivo».

García Olalla intuye cómo suena una imagen con solo mirarla: «La música amplifica las impresiones», afirma la compositora que quería usar prácticamente solo la voz para crear un diálogo real con el cuadro. «Me apetecía mucho experimentar y he creado todas las capas con voces exceptuando una en la que utilizo una flauta whistle. Y también silbo en una de las piezas», detalla divertida mientras explica que son obras de unos 30 segundos para escuchar con auriculares delante de cada cuadro.

Sobre esos 'diálogos', se trata de conversaciones concretas con el contenido del lienzo.Por ejemplo en la obra Pescadores en la playa, de Sanvisens i Marfull, hay una relación entre las voces de los marineros que están trabajando y una gaviota que se acerca al pescado: «Hago un contrapunto rítmico entre el ave y las voces». Y en Para-sol, de Girona i Benet, con unas mujeres relajadas en la playa, «hice un ritmo de samba haciendo una combinación entre la voz y las olas del mar. Y además, como se usan auriculares, juego con lo que se escucha por una oreja y por la otra, con lo que cada ola sale amplificada por un oído». En esta obra ocurre algo parecido con el silbido, que simula ser una persona que está paseando delante del espectador, recorriendo de un extremo a otro.

Sin duda García Olalla ha disfrutado tanto como se deduce de los elementos elegidos y sobre todo amplificando las impresiones. La muestra estará abierta todo el año.