Semana Santa de pasión y de botellón

Ó.C. / Miranda
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Un operario limpió ayer por la mañana los restos, que evidencian la falta de civismo en el paraje de La Picota. Desde el Ayuntamiento de Miranda desvinculan esta imagen de la falta de policías

El paraje se utiliza mucho para que los vecinos paseen a sus perros. - Foto: Ó.C.

Los días festivos han dejado una estampa alejada de lo que debería de ser un entorno natural como el de la Picota. La Semana Santa se ha saldado en el paraje mirandés con multitud de botellas, bolsas de plástico y otros desperdicios relacionados con el botellón tirados por el suelo. Ayer, un operario de la empresa municipal de limpieza acudió a las once de la mañana a retirar toda la basura. Mientras, en el Ayuntamiento alejan esta imagen de las consecuencias que pueda tener en la ciudad la falta de Policía Local.

«El botellón sigue siendo el mismo que había antes de los problemas de personal», defiende el concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Gómez, quien añade que «sobre esta práctica hablábamos en 2021, menos en 2020 por la pandemia, pero también en 2019». Por este motivo, sin justificar el botellón, reitera que esta es una consecuencia de la actitud de algunos jóvenes, por lo que afirma que «hay que pedir civismo y si bebes en la vía pública aunque esté prohibido, al menos no ensucies La Picota, el río o el lugar en el que lo hagas».

Gómez puntualiza que según las ordenanzas municipales, el consumo de alcohol en la vía pública está prohibido y por lo tanto recuerda que quien lo hace, se arriesga a recibir sanciones. Además, aclara que «este es un tema cíclico», que se agrava «cuando llega el buen tiempo y hay determinados jóvenes que se dedica los sábados a la noche a hacer botellón», manifiesta.

Mientras la actitud de estos grupos no cambie, toca limpiar lo que se deja tirado, porque Gómez cuestiona que poner contenedores en la zona pueda servir. En un paseo por el paraje, se cuenta un contenedor en el acceso principal -en el que no hay ni una bolsa- más un puñado de papeleras repartidas por la explanada. En algunas de ellas hay incluso botellas y bolsas a su alrededor, y algunos paseantes indican que «aunque pusieran, tampoco lo iban a utilizar, pero sí que podían poner algunas más».

La imagen que deja la Semana Santa sí que sorprende, «porque hoy sí que puede ser que haya más restos de lo habitual», confiesa un vecino que aprovecha a sacar a sus perros en la zona. También hay quien excusa la práctica del botellón, ya que «los jóvenes tienen pocas alternativas,  porque no pueden entrar en los bares por edad o por falta de dinero», cuestiona una vecina, quien recoge algunas botellas de plástico «para utilizarlas en la huerta para el riego», matiza.

En cualquier caso, los paseantes cuestionan los tiempos en la limpieza, ya que indican que «hasta que llega el lunes no suelen acudir de la empresa», indica el hombre, quien lamenta que en jornadas de viento, si no se ha pasado antes, la tarea resulta más complicada, «y muchas bolsas terminan repartidas por la ladera y no hay quien lo coja», critica.

Precisamente, las peculiaridades del terreno hacen que resulte complicado para las fuerzas de seguridad intervenir.  «Es una zona con muchas escapatorias», recuerda el vecino, quien reconoce que sancionar este tipo de actos «puede ser una solución», para evitar que se descontrole esta práctica y haya problemas. Otros años, con la llegada del buen tiempo los botellones se han multiplicado y en La Picota incluso se han tenido que reponer elementos del mirador por el vandalismo.