Burgos lidera la carrera nacional por el biometano

L.M.
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La Asociación Española del Gas destaca la abundante presencia de residuos agrícolas, ganaderos, de la industria agroalimentaria y de biomasa, fundamentales para la generación de esta energía renovable

Enagás Renovable junto con Suma Capital impulsaron en 2021 una planta de biometano en Burgos. - Foto: Valdivielso

El biometano es un gas renovable con una serie de características muy similares a las del gas natural, lo que avala su uso para acelerar la descarbonización de procesos y reducir la dependencia energética exterior. Burgos, tal y como sostiene un informe elaborado la Asociación Española del Gas, es uno de los enclaves a nivel nacional con mayor potencial para desarrollar este tipo de energía alternativa. «Cuenta con una mayor proporción de residuos agrícolas, ganaderos, agroalimentarios que otros puntos del país», reconoce Naiara Ortiz de Mendíbil, secretaria general de Sedigas.

La patronal sostiene que se podrían ubicar hasta 84 plantas de generación de biometano capaces de producir hasta 6,1 teravatios hora. Del total 42 emplearían materias procedentes del campo, 37 cultivos intermedios (sustratos agrícolas) y 5 biomasa forestal. Por poner en contexto, la demanda de gas natural de Castilla y León en su conjunto es de 18,6 TWh. Únicamente Zaragoza y Huesca, con 95 y 91 posibles puntos de generación, cuentan con un mayor potencial que la provincia castellana. En Castilla y León, Sedigas considera que se podrían llegar a instalar hasta 520 plantas con una producción estimada de 38 TWh, mientras que a nivel nacional serían 2.326 con 163 TWh.

El biometano se obtiene a través de un proceso de purificación (upgrading en inglés) del biogás hasta alcanzar una composición y poder energético muy parecido al del gas natural, por lo que puede emplearse con los mismos fines. El biogás se genera en medios naturales o en dispositivos específicos por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica mediante la acción de microorganismos y otros factores en ausencia de oxígeno y cuyo contenido energético se deriva predominantemente del metano.

Cuantiosa inversión. El coste estimado de ejecución de cada uno de estos centros oscila en función del tamaño y del residuo que se emplee, aunque la inversión rondaría los 12 o 15 millones de euros. En Burgos, en tal caso, serían necesarios más de 1.000 para poner en marcha todas las instalaciones. «Podría ayudar a dinamizar muchas poblaciones enclavadas en la España vaciada», reconoce Ortiz de Mendíbil. Y es que, de media, son necesarios cerca de una decena de trabajadores por planta. Todo esto sin contar los empleos que se generarían durante su construcción.

«La inmensa mayoría son de titularidad privada, emplazadas cerca de los puntos de generación de los residuos, salvo en el caso de las situadas en las EDAR o en los vertederos, que suelen estar liderados por las administraciones públicas», indica la secretaria general de Sedigas. Junto a la de Villalonquéjar, en estos momentos hay solo 5 plantas que inyectan biometano en la red gasista más operando a nivel nacional. La de Burgos es la única que lo hace desde residuos de la industria de agroalimentación. Este ínfimo número contrasta con las más de 500 que están en servicio en Francia. «El objetivo es cubrir un 1% de la demanda de gas natural en España, aunque nos parece muy poco ambicioso en comparación con la marca de entre el 10 y el 20% que se han fijado otras naciones», confiesa Naiara Ortiz de Mendíbil.

Villalonquéjar es pionero en todo el país
La planta de UNUE, ubicada en el polígono de Villalonquéjar, es la primera que inyecta biometano procedente de residuos agroalimentarios en la red gasista. Recibe hasta 90 toneladas diarias de residuos de diversas factorías de la capital burgalesa.

Tiene capacidad para producir entre 20-25 GWh/año de biometano, equivalente al consumo anual de 5.000 hogares, y evitar la emisión a la atmósfera de 5.000 toneladas de dióxido de carbono anuales, equivalentes a plantar unos 10.500 árboles. Entró en funcionamiento en septiembre del 2001 impulsado por Enagás Renovable junto con Suma Capital. Le fue concedido el premio IENER22 al 'Mejor Proyecto de Energía en Gases Renovables' que otorga la Association of Energy Engineers Spain Chapter (AEE).