Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


El champán

28/12/2022

Como sucede cuando tiene lugar la botadura de un barco, estallarás la botella de champán contra el casco que envuelve el año que empieza para celebrar poder salir del nuevo puerto que alcanzaste en la costa de tu calendario. En tu recorrido ya has llegado a comprender que quieres el pensamiento elevado que te lleva sentir emoción por la vida; la emoción que te aleja del miedo a lo salvaje que cada día puede esconder; la emoción del agradecimiento por todo lo que puedes aprender en ese viaje sin prisa. Por eso has decidido celebrar nuevamente, acompañando con un copa de champán, el comienzo de un nuevo año.

Desde que el Benedictino Dom Perignon (1638-1715) aportara sus descubrimientos, este vino espumoso siempre ha acompañado la celebración y la pasión por la vida, el lujo y la aventura. Aquel monje, que amaba la tierra, era exigente en respetarla y conocía las normas que permitían sacar lo mejor de sus vides sobre todo en el comienzo de la mañana y a ser posible los días menos soleados. Su honradez con la tierra le proporcionó un paladar honrado y capaz de descubrir las mejores mezclas de vinos. Cuando logró controlar su espuma y evitar que en el comienzo de la primavera estallaran las botellas por el aumento de la temperatura y reinicio de la fermentación, aquel espumoso dejó de conocerse como el vino del diablo, porque al diablo se achacaba que eso sucediera, y pasó a denominarse Champagne, porque en esa región francesa es donde había surgido. 

A partir de entonces las burbujas del champán no dejaron de correr por la historia diplomática y política europea y por los restaurantes que fueron surgiendo a medida que los cocineros perdían su trabajo en las casas aristocráticas; bañaron la Belle Époque y los Felices 20; alquilaron lugar en los lienzos impresionistas, en las páginas de la literatura de muchos de los grandes escritores y en secuencias de películas como El Padrino, Desayuno con diamantes, El Gran Gastby o en las de James Bond o Woddy Allen. Y no han dejado de acompañar siempre con protagonismo el amor, el apasionado amor. Así lo decía Balzac cuando escribía que no hay historia de amor sin champán aunque Huxley escribiera acerca de una pasión con champán en la que en realidad no había nada, solo champán.

Solo champán, quizás hayas decidido tú lanzar el domingo sobre el casco de otro incierto año que ese día a navegar comienza.