Las organizaciones convocantes de la manifestación del 1 de mayo en la capital ribereña obtuvieron una respuesta contundente, si se compara con la de anteriores citas. En una jornada soleada aunque fresca, se corría el peligro de que mucha gente aprovechase para salir de la ciudad. Sin embargo, la participación estimada cifró la asistencia en unas 800 personas, lo que no llega a acercarse a las 3.000 que se manifestaron por las calles de Aranda en la vespertina marcha del 29 de marzo pero que multiplica por ocho la participación registrada tal día como ayer, hace un año, cuando los manifestantes no superaron el centenar.
Al igual que en otras muchas ciudades de Castilla y León, las 13 horas era la hora fijada para el inicio de la marcha, bajo el lema ‘Trabajo, dignidad y derechos’ impreso en una gran pancarta roja que marcaba la cabecera de la marcha, que hizo el recorrido cíclico con salida y llegada en la plaza del Trigo, donde se ubican las sedes de los dos sindicatos mayoritarios y donde se leyeron los manifiestos por parte del secretario comarcal de CCOO, Rubén Moro, y el representante de UGT en la zona, Modesto Rioseras. En sus discursos se hizo hincapié en la crítica hacia los recortes sociales y las políticas económicas que está implementando el Gobierno central, sin alusiones directas a la situación concreta de la comarca ni a la preocupante cifra de desempleados en la zona, que ya alcanzan los 4.288.
Las frases que se oyeron al cierre de la manifestación resumieron estas críticas por parte de los sindicatos convocantes, con ideas como «ya está bien, quieren acabar con todo», «con la educación y la sanidad no se juega», «hay formas de abordar la crisis, no se superará sólo con austeridad» o «no podemos ser cómplices silenciosos del mayor retroceso en derechos de nuestra historia», expresadas por Rubén Moro, de CCOO, quien recordó que «tenemos que prepararnos para continuar con las movilizaciones hasta lograr cambiar la situación».
Por su parte, Rioseras recordó que «tras casi cinco años del inicio de la crisis financiera, el fracaso de las políticas neoliberales ha producido efectos dramáticos para los trabajadores al haber aumentado la destrucción de empleo, la pobreza y las desigualdades» y calificó de «sistemático y generalizado el ataque contra los derechos laborales y sociales de los últimos 60 años». Desde UGT también se recordó la movilización que se realizó el pasado 29 de marzo y los incumplimientos, uno tras otro, de las promesas realizadas por los miembros del Gobierno central durante la campaña electoral.