Esta es la primera reflexión que me viene a la cabeza cuando me entero que la recordada intervención de Óscar Puente en el debate de la no-investidura de Feijóo ha merecido el premio presidencial de un ministerio. Esa magistral obra del género parlamentario llena de sutilezas y expresada en un tono impregnado de moderación y sentido de Estado ha sido el elemento decisivo para obtener el ansiado asiento en el Consejo de Ministros.

La verdad es que la inquina política le proporcionó a Puente su minuto de gloria y le ha sacado rédito. De la nada al Gobierno de una tacada. Lo del pánico viene por la naturaleza de su ministerio. El de Transportes, es decir, el que tiene la voz cantante en el asunto de las líneas de ferrocarril. Los avatares políticos nos han premiado a los burgaleses con el gordo de la lotería. El exalcalde de Valladolid decidiendo sobre el futuro del directo Madrid-Burgos. ¿Qué puede salir mal? 

En un alarde de optimismo absolutamente infundado he pensado que esta situación encierra una gran oportunidad. Es el momento de demostrar el tan reiterado progresismo y la ausencia de sectarismo dentro de las filas socialistas. Es el momento perfecto para que el líder regional del PSOE, que es de Burgos, haga valer su peso dentro de la jerarquía del partido dominado por Sánchez con mano de hierro y conseguir una decisión favorable a nuestros legítimos intereses. Es el momento de que los dos diputados socialistas que nos representan en el Parlamento pasen la factura de su voto favorable a todos los pactos preinvestidura de Sánchez incluidos esos 15.000 millones de nada a favor de los catalanes. 

Puede ser la primera ocasión para demostrar que lo de la convivencia es verdad y no un edulcorante para tragar el sapo de la amnistía. El algodón no engaña, nos decía aquel antiguo anuncio. Y es verdad que nada como pasar el algodón por el nuevo Gobierno de España para averiguar si sale limpio o si por el contrario lo que recoge son los restos con los que empezar a construir ese inquietante muro del que habló Sánchez en su investidura.