Rioseco, más vivo que nunca

A.C. / Rioseco
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El taller de cantería, con 25 alumnos que han seguido reconstruyendo la puerta occidental del monasterio, cierra un verano de grandes avances y casi 5.000 visitas guiadas

Rioseco, más vivo que nunca - Foto: A.C.

Si algo se respira en el monasterio de Santa María de Rioseco es vida. Vida en sus muros que van resurgiendo debajo de toneladas de tierra cada verano gracias a la legión de voluntarios que este proyecto es capaz de poner acción y que este año llegaron al récord de 157. Vida, gracias a los miles de visitantes que no cesan de perderse entre sus estancias en busca de su belleza. Entre julio y agosto las visitas guiadas han reunido a 4.888 turistas, pero muchos miles más han entrado de forma libre. Y vida, gracias a las innumerables propuestas de la Fundación Santa María de Rioseco que el viernes cerró el intenso programa cultural del verano con un Taller de Cantería que, a pesar de aumentar su número de plazas a 25, el doble que en ediciones anteriores, dejó a muchos interesados fuera.

Así que, Rioseco durmió décadas en el olvido hasta casi desfallecer, pero su recuperación mantiene ahora un latido cada vez más intenso. Los alumnos del taller, que han dirigido Miguel Sobrino, profesor junto a Enrique Rabasa del taller de cantería de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), y el maestro cantero Julio Peña, han reconstruido durante una semana con la bóveda de cañón del arco de la puerta occidental del monasterio.

En esta edición, donde se combinó de nuevo el aprendizaje práctico y teórico en un espacio de extraordinaria belleza, Sobrino destaca el número de mujeres. De las nueve inscritas, seis han sido estudiantes de Arquitectura en la ETSAM, una en la de San Sebastián y otra en Alicante. Junto a ellas se contaban dos restauradoras de la Universidad Complutense de Madrid. En el conjunto de aprendices que, que con su trabajo han colaborado en la restauración del monasterio, se contabilizaron personas llegadas de varias provincias.

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Su tarea venía a completar la labor de dos talleres anteriores en la misma puerta occidental, donde se ha actuado en los arcos, las jambas y la fachada, así como la de los alumnos del Máster de Restauración y Conservación del Patrimonio Arquitectónico de la ETSAM, que colaboran cada año con Rioseco. Sobrino destaca que lo realizado "se basa en las pistas que dan los restos del edificio". "No nos inventamos nada y actuamos con mucha prudencia en base a las huellas que quedan", explica este maestro, quien considera el taller "una buena oportunidad para formarse en cantería". Además de ello, el entorno enamora a sus alumnos y muchos ya prometen volver.

En la XIII Semana del Voluntariado, muchos de los fieles volvieron, pero también hubo caras nuevas. El arduo trabajo de desescombro realizado ha dejado cambios llamativos en el área del palacio renacentista y la Torre del Abad. Toneladas de tierra y piedras han salido de allí para dejar a la vista puertas de más de dos metros de altura, escaleras, pesebres para el ganado e incluso restos de pinturas en el zócalo de una de las paredes de las estancias del palacio.

Cimientos de la torre. En la zona exterior del palacio, en la que se seguirá trabajando en 2024, también se obró un gran cambio, mientras que en el exterior de la Torre del Abad se despejó al máximo el entorno en busca de los cimientos de la misma. Su localización ayudará a tomar las mediciones adecuadas para la redacción del proyecto definitivo de restauración de la misma, uno de los objetivos más inmediatos que se ha marcado la fundación.

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Su presidente y párroco de Rioseco, Juan Miguel Gutiérrez, comenzará el curso solicitando una reunión con el presidente de la Diputación, Borja Suárez, a quien le trasladará la necesidad que esta institución apoye la ejecución de un aparcamiento adecuado fuera de la carretera que surca el Valle de Manzanedo. El número creciente de visitas y de vehículos preocupa al párroco de Rioseco, quien también pedirá este otoño cita para un nuevo encuentro con los responsables de Patrimonio y Turismo de la Junta de Castilla y León en busca de una financiación que no llega.

La última subvención que el Gobierno regional otorgó al monasterio en 2019 fue destinada a consolidar el claustro y desde entonces todas las inversiones han sido sufragadas con fondos propios de los donativos que dejan los visitantes y espectadores de los eventos culturales. La última, estrenada en junio, fueron los nuevos baños, con un cuidado diseño en madera tratada llegada de Alemania, y que requirieron la construcción de una depuradora e incluso una excavación arqueológica previa. Todo ello, elevó el coste final de las obras a 80.000 euros.

En breve, comenzarán las que continuarán habilitando el Aula de Estudios y Actividades. Después de ponerle techumbre, ahora se invertirán 14.000 euros, 10.000 donados por el grupo de empresas CESCE, en la construcción del forjado que dividirá en dos plantas el edificio. Ello hará posible su uso, al menos, durante el verano, hasta que se instale un sistema de calefacción.