La ley de la más fuerte, más ágil y más rápida

C.P.
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Muros, cuerdas, alambres, pirámides, bolas de cemento... Las carreras de obstáculos, conocidas como OCR, llevan al límite a sus participantes y cada vez están más de moda. La burgalesa Laura Camarero ha logrado un billete para estar en el Europeo

Laura Camarero trata de superar uno de los obstáculos en una competición. - Foto: Mediarace

No hay desafío imposible ni obstáculo demasiado grande cuando la determinación se combina con un gran estado de forma. La fuerza, la agilidad, la rapidez y la inteligencia se ponen a prueba en las Carreras de Obstáculos -más conocidas como OCR por sus siglas en inglés-, una modalidad deportiva que cada vez está ganando más adeptos y que lleva a sus participantes al límite. En ese mundillo cada vez más popular está inmersa Laura Camarero, una burgalesa de 26 años que ha conseguido la clasificación para el Campeonato de Europa OCR, que se celebrará entre el 8 y el 11 de junio en Tata (Hungría).

La vida de Laura siempre ha estado ligada al deporte. Atletismo, escalada, patinaje... y ahora se ha enganchado a este tipo de carreras. Comenzó corriendo en la categoría popular, pero sus primeros puestos en Cabárceno y la Spartan Race de Madrid llamaron la atención de un preparador. «Me dijo que tenía mucho potencial, entrené con él unos meses y empecé a competir más a nivel profesional en la categoría de edad entre 25 y 29 años», cuenta la burgalesa. 

Ese fue su punto de partida y desde hace no mucho compite en una liga nacional con el equipo Zuas Sab de Cataluña, comunidad en la que las OCR están más moda junto a Galicia o Canarias. Su victoria en la Lion Race de Madrid en categoría de 25 a 29 años le ha valido para estar en el Europeo de Hungría. «Tengo la plaza, pero quiero buscar un patrocinador que me ayude un poco con los gastos del viaje», cuenta Laura, que señala que no existe una federación que la apoye.

La joven burgalesa acaba de terminar la carrera de Derecho y está realizando el Trabajo de Fin de Grado de Administración y Dirección de Empresas. Además, es entrenadora escolar de baloncesto y dedica a su preparación para las carreras al menos dos horas al días, seis días a la semana. «No es fácil entrenar aquí en Burgos porque no hay ningún centro. Me tengo que adaptar a las clases que hay para mejorar la velocidad, la fuerza, la agilidad...».

Y es que las carreras de obstáculos son muy exigentes y una no siempre sabe lo que se va a encontrar. «El recorrido suele ser de entre nueve y 12 kilómetros con unos 20 o 30 obstáculos, pero algunos organizadores no los desvelan y otros anuncian solo la mitad en redes sociales».

A lo largo del recorrido, se puede encontrar desafíos muy diferentes. Superar muros, escalar pirámides, mover sacos o bolas de cemento, ejercicios de puntería, de arrastre, de suspensión, equilibrios... Es un deporte «muy completo» que también exige pensar para sobreponerse a los desafíos que presenta el circuito. «Una vez que empiezas a pasar un obstáculo ya no puedes volver para atrás, así que tienes que pensar antes cómo lo vas hacer», comenta.

Las tres pulseras. ¿Qué pasa si no se supera el obstáculo? Es ahí cuando entra la ley de las tres pulseras con las que cada corredor comienza la prueba. Por cada obstáculo que no se rebasa se quita una y, si se pierden las tres, se elimina al participante. Al menos tiene que llegar con una a la meta y para recuperar las otras dos se imponen penalizaciones. «Te tienes que poner a hacer ejercicios a la llegada que te quitan mucho tiempo y eso penaliza tu marca», concluye.