Pinceles ribereños en el Museo Reina Sofía

I.M.L.
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La pinacoteca referente para la escena del arte contemporáneo cuenta en sus fondos con obras de siete creadores de la comarca

Los bocetos de José Vela Zanetti para el mural de la ONU los atesoran en el Museo Reina Sofía. - Foto: Fundación Vela Zanetti

El Museo Reina Sofía lleva unos meses apareciendo relacionado con nombres ribereños. Néstor Sanmiguel protagonizó una retrosprectiva de su obra en 2022; tras la última edición de ARCO, el Ministerio de Cultura compró una obra de Asunción Molinos, y la arandina María Oriza era finalista en el certamen que lleva el nombre de la emérita. Pero no queda ahí la huella de creadores de aquí en esta meca del arte, hay otras siete firmas ribereñas en las paredes y almacenes del Museo Reina Sofía con un total de 25 obras plásticas. 

Quizá el más conocido sea José Vela Zanetti, por su proyección internacional. De una de sus creaciones más destacada, el mural que hizo para la sede de la ONU, La lucha del hombre por la libertad (1951), se atesoran los bocetos en el Museo Reina Sofía, junto a un óleo de 1963, La espera o Mujeres contemplando, que está cedido al Museo de Burgos, y un estudio con ceras y carboncillo de una figura pidiendo paz, expuesta en el Edificio Sabatini.

Otro nombre conocido y reconocido es el de Rufo Criado. Dos obras suyas están en los almacenes de esta pinacoteca: Una pintura de 1994 sin título y una caja de luz de 2003, Composición 260503. Criado fue «cofundador y protagonista del grupo A Ua Crag (1985-96) en Aranda de Duero para potenciar la actividad artística contemporánea», apunta sobre él la profesora de Historia del Arte de la UBU Pilar Alonso, que resume su devenir creador apuntando que «sus propuestas se desarrollan dentro de la figuración, la abstracción, el constructivismo, el minimalismo, con ecos de paisaje y la neo-geometrización simbólica y poética».

El nombre que más se repite en este listado de ribereños es el de Fermín Aguayo, que nació en Sotillo de la Ribera en 1926. A los 13 años se trasladó a Zaragoza, donde comenzó su andadura artística, y en 1952 emigró a París, falleciendo allí en 1977. Él mismo decía de su obra que «mi propósito no es la similitud, sino la verosimilitud; no la identificación, sino la identidad». El museo atesora nueve óleos con su firma, seis de ellos se pueden contemplar en el Edificio Sabatini y, como curiosidad, su obra Paisaje con álamos decora una de las paredes del Palacio de la Moncloa.

También en el edificio Sabatini está expuesto Paisaje, del arandino Manuel Alba (1947), un óleo sobre lienzo que remeda un campo castellano con un rotundo cielo nocturno. Algunas de sus obras han salido a la venta en la casa Goya Subastas, vendiéndose su Academia. Cabeza en julio de 2020. 

Otro nombre bien representado en los fondos del Reina Sofía es Ricardo Cristóbal, con siete obras entre las que prevalecen los dibujos con tinta, todas almacenadas en el Edificio Nouvel. Este arandino que falleció en 2017 fue colaborador de asociaciones como Antonio Machado y A Ua Crag.

Del arandino Pedro Pascual Escribano, que nació en 1889 y fue pensionado de grabado de la Academia Española de Bellas Artes en Roma entre 1922 y 1928, este museo guarda una xilografía sobre Cuenca y un aguafuerte sin título.

La presencia ribereña en el Museo Reina Sofía se completa con Efrén Pinto Pascual (Olmedillo de Roa, 1940). «Su vocación por la pintura hizo que su obra haya sido prolífica y muy versátil, desde decoración de obras teatrales, al paisaje, los bodegones y la figuración», apunta Pilar Alonso sobre su trayectoria. La pinacoteca madrileña tiene una única obra suya, Cabeza de muchacho, una tinta que permanece almacenada.