Los cierres comerciales se perpetúan en la zona sur

VÍCTOR ARRANZ / Burgos
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Los propietarios de los establecimientos que aún permanecen abiertos temen que la baja actividad económica del vecindario afecte negativamente a sus ventas

La zona sur de Burgos llora por el cierre crónico de comercios. - Foto: Patricia

El cambio de la ciudad en los últimos 30 años es más que evidente. La retirada de las vías del ferrocarril, la rehabilitación y la construcción de nuevos edificios o la peatonalización de muchas calles han detonado una mutación urbanística. Paralelamente, la evolución del pequeño comercio ha generado zonas de sombra por el cierre de muchos negocios. Uno de los distritos más afectados por esta realidad es la zona sur de Burgos, y más concretamente los barrios de San Pedro y San Felices y San Julián.

Desde que comenzó el año, el Ayuntamiento se ha centrado en las entradas y salidas de la ciudad, requiriendo una mayor implicación en la zona sur tras la demolición hace varios meses de la antigua fábrica de Piedras y Mármoles y de un deteriorado edificio de cinco plantas que afeaban la carta de presentación de la ciudad. Sin embargo, aún hay mucho que mejorar. El cierre de locales comerciales por jubilación o falta de ventas ha provocado una degradación del ambiente urbano. Los comerciantes de la zona llevan años denunciando la imagen tan deteriorada que ofrecen el resto de espacios y la ausencia de movimiento comercial. Belén Marticorena, gerente de la Asociación de Comerciantes Centro Burgos, asegura que «no sirve de nada realizar grandes inversiones en arreglar las calles si luego las instituciones no facilitan la explotación de la zona». Desde el coletivo consideran que «el bulevar no ha conseguido conectar la zona sur tal y como se tenía previsto».

La calle Madrid, por ejemplo, es el tramo intermedio a algunos de los espacios turísticos más importantes de la ciudad y sirve de puerta de entrada a miles de viajeros que lo primero que ven es un entorno urbanístico caracterizado por más de una treintena de negocios cerrados y en condiciones de mantenimiento cuestionables. Cristina Valle, propietaria de una colchonería, denuncia la dejadez de la zona por parte del Ayuntamiento y critica que la falta de aparcamiento está influyendo mucho en sus ventas. «Nos consideran Burgos centro, pero por ejemplo en Navidad no nos ponen ni una triste luz decorativa», lamenta.

De forma paralela a esta vía, en los 550 metros de recorrido de la calle Alfareros hay aproximadamente 42 locales con uso de garaje privado, que en la mayoría de ocasiones, también presentan unas condiciones cuestionables por la cantidad de grafitis que dañan aún más la estética de la zona. Entre los 17 comercios abiertos escasamente encontramos una panadería, una peluquería y un gimnasio; el resto de establecimientos son negocios relacionados con materiales de construcción y talleres de vehículos. «El barrio necesita jóvenes emprendedores, pero la mayor parte de los vecinos ya están jubilados», asegura una peluquera de la zona.

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