Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


El ascensor

23/09/2023

Hace unos días, un dirigente político me contó que un colaborador suyo le había advertido que nuca se reuniera a solas con una mujer en su despacho, que estuviera siempre acompañado. Lo comenté después con un empresario que con toda naturalidad me dijo que ya había tomado esa precaución hacía un tiempo, y que además de no reunirse nunca a solas en un despacho con una mujer a la que no conociera muy bien, tampoco se subía en un ascensor si tenía que hacerlo con una mujer, solos los dos.

Quedé estremecida. A ese punto de desconfianza hemos llegado. A ese punto de miedo, de que cualquiera pueda destruir una reputación simplemente con la denuncia de que el hombre con el que se había reunido se le había echado encima con intenciones sexuales. Una acusación que nadie puede desmentir, por falta de testigos que se encontraran en el lugar de los hechos, rompe la vida de un hombre sin que se haya producido ningún acto delictivo. Ni siquiera reprobable.

Es evidente que los casos de abusos sexuales son frecuentes, como lo son las violaciones y las agresiones sexistas. Lo avalan infinidad de casos, con o sin testigos; incluso sin testigos unos buenos profesionales de los cuerpos de seguridad pueden llegar a discernir entre una verdad y una falsa acusación con intenciones oscuras, por tanto el apoyo a las víctimas de los desalmados deben ser implacable. Pero cuando se llega a un punto en el que gente de conducta intachable, se ve obligada a tomar precauciones porque una mujer con oscuras intenciones puede destruir su reputación, su vida, se llega a la conclusión de que la sociedad actual deja mucho que desear.

Por si no fuera suficiente problema, las redes sociales, en las que tan bien se incrustan indeseables, multiplican en segundos unos datos que se dan por ciertos cuando no tienen ninguna base. Ni indicio ni pruebas, una palabra contra otra palabra. Con frecuencia sin el tiempo necesario para comprobar quién miente y quién dice la verdad.

Vivimos en sociedad, acomplejada, insegura, permanentemente atemorizada porque nadie está exento del peligro de que un malnacido, o una malnacida, chantajee para vengarse o para obtener algún beneficio, para sí mismo para otros. Una sociedad en la que de entrada se da por buena la versión de la supuesta agredida o agredido, y después se investiga. Ni siquiera se da al acusado el beneficio de la duda.

Cuando te planteas el peligro de coger un ascensor en el que estás solo con una mujer, o pides a una secretaria que esté presente mientras te reúnes con una mujer por asuntos de trabajo, llegas a la conclusión de que algo se ha hecho muy mal cuando esta sociedad no es libre, no es sana, no es segura.

El brazo derecho de Irene Montero, Angela Rodríguez, Pam, ha dicho que el saludo con dos besos es "una muestra de la cultura sexual de impunidad y de la falta de consentimiento".

Una sociedad enferma.