El embalse de Arlanzón alcanza su capacidad máxima

D. ALMENDRES / Burgos
-

Los niveles de reserva de las presas de la provincia de Burgos superan con creces los registros de la última década y se acercan a las medias históricas tras dejar atrás dos años muy negativos

Los embalses burgaleses viven una situación privilegiada en este primer trimestre del año. - Foto: Alberto Rodrigo

Mientras otros territorios del país como Andalucía, Murcia o Cataluña sufren el problema de la sequía en los últimos coletazos del invierno, el sistema Arlanza vive una situación «excepcional» en estas fechas y sus reservas de agua se encuentran a unos niveles que sitúan al año 2024 en la cabeza de las estadísticas.

Ya el pasado 11 de marzo las tablas actualizadas diariamente por la Confederación Hidrográfica del Duero señalaron que el embalse del Arlanzón se encontraba al cien por cien de su capacidad. El pantano 'pequeño' que abastece a la provincia alcanzó los 22,4 hectómetros cúbicos y resume una situación muy positiva completada con los 62,9 hm3 del embalse de Úzquiza, el cual está al 84,3% de su capacidad máxima.

Este es el mejor nivel de embalse de la última década en las dos referencias de la provincia de Burgos. La media de los últimos diez años -alcanzada en tres ocasiones en el periodo mencionado- está fijada en los 72,8 hectómetros cúbicos, por los 84 registrados actualmente y los 73,4 del pasado año a las puertas de la primavera.

La abundante pluviosidad registrada en las últimas semanas alimenta las reservas del Sistema Arlanza, «uno de los pocos que ha superado el nivel de alerta durante el episodio de lluvias» del comienzo del mes de marzo «con caudales superiores a los 120 m3/s».

El organismo recuerda que los embalses del sistema Arlanzón «se sitúan en valores del resguardo establecido por motivos de seguridad en las presas para el intervalo de tiempo en el que nos encontramos». 

Actualmente el caudal desembalsado desde Úzquiza es de 10 m3/s y se contempla la posibilidad de incrementarlo en caso de que persistan las lluvias en las próximas semanas o de que se produzca la llegada de borrascas que incrementen sustancialmente las aportaciones del río Arlanzón. Esta posibilidad tendría como objetivo «garantizar la seguridad de ambas presas y, en la medida de lo posible, laminar las hipotéticas avenidas que pudieran producirse».

Este escenario invitó a que la CHD programara el 21 de febrero un caudal generador o 'crecida artificial' en el río Arlanzón desde la presa de Úzquiza sin provocar la pérdida de recursos hidráulicos después de días sobreembalsando.

Esta actuación permitió contrastar el efecto de laminación que tiene la propia cuenca en unas condiciones favorables (ausencia de lluvias en los días previos), «de forma que el caudal circulante por la capital burgalesa fue bastante inferior al desembalsado desde la presa de Úzquiza».

Más allá de esta cuestión concreta, la Confederación Hidrográfica del Duero destaca que la situación de los pantanos burgaleses «es claramente más favorable a la que tuvimos en los dos años anteriores».

Las aportaciones de los años hidrológicos 2021- 22 (53 hm3) y 2022-23 (56 hm3) en el río Arlanzón se encuentran muy por debajo de la media histórica (87,8 hm3) «y representaron el período más seco en dos años consecutivos desde que se llevan registros».

Sin embargo, esos datos negativos «nunca» supusieron un problema de escasez que condicionara el regadío existente ni el abastecimiento de Burgos capital y su alfoz, «ni siquiera en el año hidrológico 2016-17, año hidrológico en el que se marcó el mínimo histórico» en cuanto a aportaciones a los embalses del sistema con 36 hm3 registrados.