Ya nadie quiere ser camarero

Celia Arcos (EFE)
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La hostelería en España tiene un déficit de 100.000 profesionales que han 'huido' a otros trabajos en busca de mejores horarios y sueldos

Ya nadie quiere ser camarero - Foto: EUROPA PRESS

¿Y si lo dejo? se ha convertido en los últimos meses en una de las pregunt as más frecuentes entre los camareros que evidencia el problema que sufre la hostelería con la falta de personal, un reto que enfrenta al sector -que cifra en 100.000 los trabajadores que necesita-, y a los empleados, que reclaman condiciones más dignas.

Para la hostelería, la pelota que representa el problema de la falta de empleo parece estar en el tejado de los empleados, a los que achacan que, debido a la disponibilidad de otros trabajos más atractivos y menos laboriosos, como la logística, han abandonado sus puestos.

En cambio, para muchos empleados, esta misma pelota cae del lado del propio sector, al que recriminan ofrecer unas condiciones laborales deficientes, que no tienen en cuenta la conciliación y que tampoco se ven reflejadas en unos salarios que «son muy bajos».

Entre las quejas de un lado y los reproches del otro, la pelota mantiene con dificultades un equilibrio durante la temporada baja, cuando hay menos afluencia tanto de turistas como de comensales, pero con la cercana llegada del verano la estabilidad se tambalea.

«Faltan unos 100.000 trabajadores», recalca el presidente de la asociación Hostelería de España, José Luis Yzuel, para quien la situación se complica ahora más con la llegada de eventos como las ferias y las fiestas de primavera. «Nuestras condiciones son muy deficientes», le recrimina el camarero Jesús Soriano, también conocido en redes como Soy Camarero y que lleva a sus espaldas 18 años trabajados.

Soriano explica que, si hace un par de años el sector hablaba de que no había personal porque preferían «cobrar las ayudas del Estado», el mantra repetido ahora es que «no hay personal cualificado», algo que los camareros rechazan. Y apunta a que la solución simplemente es «ceñirse al convenio», cumplirlo con unos horarios que faciliten la conciliación laboral y que permitan «tener vida social», apunta Jesús Soriano.

Para paliar este problema, una de las soluciones que barajan los empresarios es traer «mano de obra» de otros países como Marruecos, donde hay buenas escuelas de hostelería.

Todo ello sucede a los ojos de un sector que asiste a su recuperación después de la pandemia con una afluencia de comensales que ha mejorado las expectativas. Los datos que maneja Hostelería de España cifran en torno a un 5% y un 10% el crecimiento de la facturación en bares y restaurantes este Puente de Mayo, porcentaje que también se alcanzó en Semana Santa, y que se espera que se mantengan antes del verano.

Falta de conciliación

Para muchos camareros, uno de los principales problemas del sector radica en la falta de conciliación laboral. Juan (nombre ficticio) es un joven de 27 años de Sevilla que lleva ejerciendo como camarero desde los 18, cuando entró en la universidad, y reconoce esta situación.

Durante ese tiempo ha compaginado sus estudios con el trabajo de «asistente de camarero», el cargo que, según su contrato, estaría desempeñando pero que, en la realidad, no se asemeja con la carga de responsabilidad que ostentaba: la de camarero a secas.

«No puedo, trabajo» es una de las frases que más ha repetido Juan durante su recorrido laboral, y que le ha pasado factura, lamenta, a nivel sentimental, ya que ha afectado a su vida social con familia, amigos e incluso pareja. Antes de dejar el trabajo, se encargaba de cerrar el bar a las tres de la mañana y de volver a abrirlo a las once, para los desayunos, por 5,5 euros la hora.

Para él, como para muchos otros, el trabajo de camarero no se ve compensado ni con el sueldo ni con las condiciones laborales, y hace que la pregunta «¿y si lo dejo?» esté siempre en el menú del día.