Garoña retrasa la carga de contenedores con residuo gastado

A.C.
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El primero llegó ayer desde la fábrica de ENSA, en Santander, tras ocho horas de viaje, y hoy ha quedado instalado en el ATI

El contenedor llegando a la central de Garoña ayer por la tarde. - Foto: Alberto Rodrigo

La Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa) encargó en 2012 el diseño, licenciamiento y fabricación de los cinco primeros contenedores para almacenar en seco 260 de los 2.505 elementos de combustible gastado, residuos radioactivos de alta actividad, de Santa María de Garoña. Entonces solo estaba previsto despejar en parte la piscina, que ahora los alberga, ante las obligaciones marcadas por el accidente de Fukushima. En la tarde de ayer, después de 8 horas de viaje desde la fábrica de Equipos Nucleares S.A. (ENSA), en Santander, el primero de estos recipientes llegó a su destino y los otros cuatro irán haciéndolo cada «dos o tres semanas» hasta el mes de julio. Sin embargo, las operaciones para su carga con el uranio irradiado, que se realizarán sumergiendo cada uno de los contenedores en la piscina para evitar que la radioactividad salga al exterior y afecte a personas, comenzarán, si todo va bien, «en el  primer trimestre de 2022», como ayer confirmó Enresa a DB. Formarán parte de las tareas de «preparación del desmantelamiento» que comanda Enresa, pero ejecuta Nuclenor, la propietaria de la central. 

ENSA tenía los contenedores ENUN 52B fabricados en su planta de Maliaño desde hace más de tres años, pero la demora de las decisiones alrededor del cese definitivo de la planta, acordado por el gobierno en agosto de 2017, y la organización posterior de las tareas de desmantelamiento han hecho que el tiempo fuera pasando. No obstante, Enresa ya ha encargado otros 44 contenedores a ENSA, con la que ha firmado un contrato de 138,2 millones de euros. Estos nuevos recipientes se adaptarán a los distintos tiempos de quemado del uranio y su carga con combustible se llevará a cabo durante la primera fase de desmantelamiento que se prevé desarrollar a partir del segundo semestre de 2022 hasta 2025. 

Una cesta de acero inoxidable, aluminio y aluminio borado es el primer blindaje que protegerá los elementos combustibles y los aislará dentro de estos contenedores. Esta cesta va recubierta de un segundo blindaje de acero al carbono y por último, antes de la carcasa exterior se superponen perfiles de acero al carbono rellenos de una resina que es el aislante neutrónico por excelencia.

Los contenedores que se ubicarán en las dos losas sísmicas de hormigón del Almacén Temporal Indivualizado (ATI) de Garoña miden casi 5 metros de alto, tienen un peso cargados de 72 toneladas y su diámetro es de 2,09 metros. Están diseñados para una vida útil garantizada de 40 años, pero desde ENSA aclaran que su durabilidad podría llegar incluso a los 100 años con todas las garantías de seguridad del blindaje.