Dando ejemplo a base de goles

Á.O. / Burgos
-

Con 27 tantos, ha sido una de las mejores atacantes de la Liga Gonalpi el curso pasado, sin embargo, Lucía Rábanos ya no se preocupa tanto por marcar o fallar;ahora deja los resultados en un segundo plano y se centra en ayudar a las más jóvenes

Lucía Rábanos, delantera del Capiscol CF. - Foto: Alberto Rodrigo

Los 27 goles que la convirtieron en la segunda máxima goleadora de la Liga Gonalpi en la temporada 2022/23 no envalentonan a Lucía Rábanos, delantera de un Capiscol en el que la diferencia de edades enriquece a un vestuario del que ella es una de las veteranas. «Aunque la temporada ha sido muy buena, soy consciente de que soy una jugadora irregular. Me entra todo en cuatro partidos y después hay otros tantos en los que no», analiza antes de dejar a un lado la faceta deportiva y competitiva para dar paso a «otras cosas que tienen igual o más importancia que ganar». Ahora prefiere servir de ejemplo y de ayuda con las recién llegadas al equipo y todavía en etapas de formación.

Ese papel no lo tiene que forzar. No es exigido. Forma parte de su personalidad ya que es maestra de Educación Física en Primaria: «Es bonito compartir vestuario con niñas que están empezando.

Recuerdas cuando tú comenzabas a jugar y estabas con las más mayores. Por eso ahora intentas dejar claro que cuando hablas no reprochas y sí intentas ayudar. Hay un intercambio muy bonito.

Me he dado cuenta de que hay cosas igual o incluso más importantes que ganar»

Intentamos que nos tengan como personas con las que se puede hablar, que no se fijen tanto en los años de diferencia ni en la autoridad que eso implica», afirma la atacante de 29 años del Capiscol, equipo al que llegó hace un lustro después de comenzar a dar sus primeras patadas en fútbol sala de nivel escolar. Luego jugó con el Nuestra Señora de Belén, donde sí que recuerda haber concedido un importancia al fútbol que hoy le resulta hasta exagerada: «A veces perdía y estaba toda la semana enfadada recordando jugadas y fallos... ya ha pasado esa etapa. A mí hace años también me gustaba que me exigiesen resultados, victorias y goles. Pero era otra etapa, ahora que soy más mayor veo que también son igual de importante otras cosas», reconoce sobre una adolescencia de la que guarda «un gran recuerdo» ya que entonces el balón era el principal y casi único protagonista de sus ratos libres.

Varios entrenamientos a la semana y una competición de nivel nacional que le obligaba a dedicar gran parte del fin de semana a desplazamientos, primero por Galicia, después por el País Vasco y, por último, por Madrid. Luego dio el salto al Capiscol junto a otras compañeras con las que aún comparte vestuario. «Ahora el fútbol es una experiencia diferente para nosotras. No buscamos tanto ganar, que también. Nos fijamos mucho en el grupo, en estar cómodas, en las metas propias y en que las chicas más pequeñas disfruten del deporte», concluye Lucía Rábanos, que se muestra orgullosa de que «cada vez se estén apuntando más niñas» al Capiscol y de que «estén saliendo más equipos, incluso de categoría prebenjamín, para la próxima temporada». Predicando desde el ejemplo.