Más de 2.500 trabajadores cualificados dejan Burgos cada año

G. ARCE / Burgos
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La mayor tasa de movilidad (casi del 46%) se registra entre el personal de alta dirección en empresas y administraciones públicas

Los grandes territorios receptores de empleo en España compiten por los profesionales tecnológicos y de alta cualificación. - Foto: Valdivielso

El inicio del curso universitario marca una nueva y apasionante etapa para muchos jóvenes burgaleses, pero para la provincia supone también el principio del fin del vínculo vital, laboral y económico con muchos de sus mejores talentos y de sus futuras familias. Una parte importante de los que estos días inician sus estudios superiores no regresarán para trabajar en la capital o la provincia y otros tantos que estudian aquí se verán obligados a buscar otros destinos para colmar unas aspiraciones profesionales y salariales que no van a encontrar en Burgos.

Cada año una media de 42.000 puestos de trabajo, de muy diferente cualificación y duración, entran en esa dinámica propia del mercado laboral, que busca retener, atraer o, en su defecto, perder trabajadores entre las provincias del entorno. Aquí siempre ha ocurrido lo tercero, porque por capacidad económica, empresarial, educativa y poblacional, Burgos no puede competir con la oferta de otros territorios vecinos, principalmente del País Vasco y Madrid, ubicados entre los grandes receptores de empleo de España.

En 2022, según los últimos registros del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el mercado laboral provincial formalizó 121.741 contratos y, entre ellos, 17.580 fueron con trabajadores residentes en provincias vecinas, aunque perdió otros 24.671 de radicados en Burgos. El saldo fue, como siempre, negativo: 7.091 contratos menos, con la repercusión económica, empresarial y vital que ello conlleva.

En esta competencia entre mercados, durante la última década se han restado más de 78.000 empleos y es previsible que la cifra siga en crecimiento en la medida en la competencia laboral entre mercados crezca y que la carencia de trabajadores siga en aumento de forma generalizada en España por los problemas demográficos.

El saldo negativo, que como decimos se repite año tras año, es más crudo cuando se confirma que una mayoría de los firmantes de estos empleos son menores de 30 años y, entre ellos, que hay más de 2.500 personas cualificadas con conocimientos y experiencia que aportan valor añadido a una economía que aspira a crecer y ser competitiva.

Hay, de entrada, otro dato preocupante: El pasado año el saldo fue negativo tanto en hombres (-3.091) como en mujeres (-4.000), siendo las segundas claves para el crecimiento y el asentamiento de población en cualquier territorio.

Más movimiento. La movilidad laboral ha crecido más de dos puntos en la última década y la tendencia es que siga ese aumento. En 2022 se situó en el 16,86% en Burgos, por encima de la media nacional (15,05%) y de lo que se registraba diez años antes (14,26%).

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