El penúltimo tren

Diego Izco (SPC)
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Valencia y Sevilla disputan en Mestalla un partido agónico, diametralmente opuesto a las luchas 'altas' de hace cuatro años, con la amenaza del descenso sobre sus cabezas

El penúltimo tren - Foto: Julio Muñoz

No ha pasado tanto tiempo desde aquellos duelos Sevilla-Valencia en la zona de prestigio de la clasificación. Un 31 de marzo de 2019, por ejemplo, el Valencia conquistaba el Sánchez-Pizjuán con un 0-1 obra de Parejo y arrebataba a los andaluces su lugar de privilegio en puestos de Champions. Los visitantes terminarían cuartos (fueron primeros del Grupo H por encima de Chelsea, Ajax y Lille… y caerían en octavos ante el Atalanta); los locales fueron sextos y acabarían conquistando la Liga Europa en 2020, en aquella final loca (3-2 sobre el Inter) con el doblete de Luuk de Jong y el autogol de Lukaku.  

Poco o nada queda de aquellos días. De hecho, de ese partido en concreto solo quedan los capitanes (Navas y Gayà) como viejas estatuas que vieron pasar épocas mejores: Caparrós sacó a Javi Díaz, Navas, Wober, Carriço, Mercado, Gonalons, Banega, Amadou, Promes, Munir y Ben Yedder; Marcelino, a Neto, Wass, Garay, Roncaglia, Gayà, Parejo, Soler, Kondogbia, Rodrigo, Guedes y Gameiro. 

El cansancio

El Sevilla ataca hoy Mestalla (21,00 horas / DAZN LaLiga) con el cansancio post-Europa League, pero la moral por las nubes tras arrancarle un empate al United en Old Trafford. Los 'milagros' continentales de los hispalenses distan mucho de sus 'pifias' ligueras, donde han tomado algo de aire en las últimas jornadas, pero sigue estando solo cinco puntos sobre el descenso. 

Primero Lopetegui, después Sampaoli y ahora Mendilíbar tratan de dar coherencia a un proyecto que nació para jugar la Liga de Campeones y va a morir pidiendo la hora. «El míster es muy sencillo», decía Ivan Rakitic en la víspera del viaje a Mánchester: 'Mendi' ha puesto algo de sentido común en una plantilla que no se diseñó para sufrir en los bajos fondos de la tabla. Y él, que ha sido un asiduo de esos 'barrios peligrosos', intenta marcar la pauta. 

Tres cuartos de lo mismo sucede en Valencia, donde Rubén Baraja intenta sacar del pozo al equipo de su vida. El exinternacional español ha logrado siete puntos en siete partidos, un bagaje insuficiente: son los levantinos quienes, con 27 puntos, marcan la línea del descenso a Segunda División. La última derrota en Almería pinchó el enésimo intento de reacción del curso y la sensación junto al Turia es que el empate -algo que no desagradaría en Sevilla- sería una puñalada más al corazón del proyecto: se ha sacado un punto de los últimos nueve en juego, lleva tres encuentros sin dejar la portería a cero (el objetivo de Baraja) y los delanteros siguen sin marcar en 2023. Nefastas sensaciones antes de «un partido fundamental. Una auténtica final», decía Gayà. 

Con dos lesionados (Kluivert y Thierry Correia) y cinco apercibidos (Gayà, Diakhaby, Comert, Cavani y Hugo Duro), el cuadro 'che' se juega media temporada ante un envalentonado con Mendilíbar («Clasificatoriamente, ganar en Valencia sería la leche», señaló ayer el vasco) que el año pasado, con un 1-0 firmado por Guedes, puso fin a cinco triunfos consecutivos sobre un gran rival... anteayer por arriba, hoy por abajo.