Colegios de Aranda denuncian la crónica falta de mantenimiento

I.M.L. / Aranda
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Los responsables de los centros públicos demandan arreglos de goteras, ventanas, puertas, aseos y zonas comunes, entre otras muchas deficiencias agravadas por la falta de mantenimiento continuo

Algunas ventanas del colegio Fernán González están inutilizadas por peligrosas. - Foto: I.M.L.

Los seis colegios públicos que prestan sus servicios en la capital ribereña comparten la situación de soportar una larga lista de desperfectos en sus instalaciones, que la gran mayoría de sus directores achacan a la falta de mantenimiento de los centros, que es responsabilidad del Ayuntamiento de Aranda, y a los largos tiempos de espera que tiene la administración regional para acometer nuevas inversiones. «El Ayuntamiento tiene la obligación de mantenimiento y la Junta de obra nueva, pero si tu no mantienes algo durante muchos años, al final se estropea tanto que tiene que ser obra nueva y nos ponen en lista de espera», explica en pocas palabras Enrique García, director del Colegio Santa Catalina, la situación a la que se enfrentan curso tras curso los centros públicos arandinos.

La lista de necesidades tiende a infinito y abarca desde ventanas que no se pueden abrir porque se vienen abajo, hasta aseos completamente inutilizados, pasando por barreras arquitectónicas que impiden la accesibilidad, grietas en algunos patios, puertas que se estropean por su continuo uso y mucho trabajo de fontanería a causa de goteras que afectan a varios pisos o bajantes mal colocadas desde la construcción. 

Es el caso del Colegio Fernán González, donde tienen un aseo clausurado «justo al lado del comedor, lo que obliga a que los chicos se tengan que ir al final del pasillo o a otra planta, con lo que es muy difícil controlarlo» apunta su directora, Luisa María Arias. En el edificio de infantil tienen dos aulas donde la ventilación es difícil, o directamente imposible, porque no se puede abrir la ventana. «Se estropearon y ahora no se pueden abrir porque se te caen encima», reconoce Arias, además de una gotera perfectamente visible en el techo del porche. Los problemas de humedades también está presente en el edificio más antiguo, y con más gravedad porque «viene desde el segundo piso y llega hasta abajo, hemos llegado a tener moho en una columna».

Las humedades también están presentes en el día a día del Colegio Santa Catalina, sobre todo en el edificio II «que tiene más de 40 años, se hizo muy mal y tiene muchos problemas de las bajantes de agua de lluvia, nos corre el agua por las paredes y ventanas», apunta García la situación, confiando en que este año se invierta en el cambio de cubiertas de los dos edificios porque «ya nos toca».

En el Colegio Fuenteminaya, dedicado a la educación especial, lo más grave es que tienen una puerta por la que entran justas las sillas de ruedas y, cuando llueve, el agua se acumula ahí y entra en el centro.

Por último, en el Colegio Castilla las necesidades de arreglos se ven incluso desde fuera. «Tenemos el muro desplazado porque un coche se chocó contra él y le han asegurado, pero lleva meses así, nos dicen que es seguro, que no se va a caer, pero yo estaría más tranquila si lo arreglase», confiesa su directora, Mariví Azcona, que añade que «por eso también está la puerta de verja desencajada y no cierra». Así comienza una larga lista porque «el Ayuntamiento no debe tener personal suficiente y no se están realizando cosas que se necesitan», apunta Azcona, que pone el foco en los problemas de fontanería. «Tenemos cisternas que están tirando agua todo el día, sale agua por una alcantarilla, una fuente rota, algún baño cerrado en la planta de arriba,...» a lo que suma que «hay que cambiar los fluorescentes porque no cumplen con la normativa actual».