El Burgos CF es capaz de sacar puntos de encuentros en los que el rival domina la posesión del balón, de hecho, es uno de los mejores bloques de la Segunda División en esa tesitura. Persiguiendo rivales, poniendo en práctica un entramado defensivo que pocas veces falla y saliendo al contragolpe es como los blanquinegros consiguieron la permanencia sin demasiados apuros la campaña pasada y como se han mostrado más cómodos en las primeras jornadas. Sin embargo, en la visita del Real Oviedo a El Plantío el pasado sábado, el Burgos mostró una faceta que en contadas ocasiones se había visto desde el regreso al fútbol profesional: el dominio del juego a través de la posesión.

Solo contra el Amorebieta el último día de 2021 y de nuevo ante el Oviedo el pasado febrero, los hombres de Julián Calero pudieron controlar más de un 60% de posesión de balón. Una estadística que les permitió puntuar ante los vascos a pesar de que el 2-2 fue decepcionante debido a unos minutos iniciales arrolladores y con la que no pudieron igualar al Real Oviedo (0-1) en una de las pocas derrotas como locales sufridas el curso anterior.

También ante Ibiza (derrota por 2-0), Zaragoza (derrota por 0-1), Alcorcón (victoria por 3-1) y Sporting de Gijón (empate 0-0) los blanquinegros se apuntaron esta estadística, aunque en esos casos fue muy pareja y siempre cercana al 50%. En los otros 36 partidos de la Segunda División 2021/22, el Burgos acaparó menos el balón que su rival hasta promediar uno de los peores datos (43%), hecho que podría cambiar este año.

Álex Bermejo, Gaspar Campos y Curro Sánchez son algunos de los hombres llamados a mejorar la fluidez del equipo en tres cuartos de campo. Jugadores de calidad, de buen trato de la pelota, con creatividad y capacidad de creación que pueden combinarse a la perfección con los también 'peloteros' Valcarce y Mumo. O incluso con otros de los principales refuerzos del verano, como Mourad o Artola (...).

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