Cine, vinilos y novelas de amor

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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2.052 jóvenes burgaleses que el año pasado cumplieron 18 años han recibido el bono de 400 euros del Ministerio de Cultura, el 66% del total de quienes podían pedirlo. Adrián, Juana y Kenneth nos cuentan en qué se lo han gastado

Adrián ha aprovechado el bono para ir al cine; Juana se ha comprado un vinilo de Demarco Flamenco, y Kenneth, un libro de Javier Castillo. - Foto: Luis López Araico

Cuentan Juana Fernández, Kenneth Abuin y Adrián de la Fuente que muchos amigos y conocidos suyos más pequeños «y sobre todo más mayores» les han tachado de suertudos. No es para menos. Los tres forman parte de la única generación que acaba de recibir una ayuda directa de 400 para gastarla en productos culturales (cine, teatro, conciertos, libros, tebeos, vídeojuegos, museos...) solo por el hecho de cumplir 18 años. Fue en 2022 cuando el Ministerio de Cultura puso en marcha la iniciativa denominada Bono Cultural dirigida exclusivamente a los jóvenes que en esos doce meses iban a alcanzar la mayoría de edad. El objetivo que se proponía el Gobierno era doble, según se explicó en su día: se apoyaba al sector, bastante vapuleado por la pandemia, y se daba una oportunidad a estos chavales (nacidos en el terrible año del 2004, el de los atentados de Atocha) la oportunidad «de entrar en la edad adulta de la mano de la cultura», como reza la publicidad de esta ayuda directa. 

Así que están muy contentos. Ellos tres y, en general, los 2.052 otros chavales que, a enero de 2023, lo habían recibido, según datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno. Esa cifra alcanza al 66% de los que cumplían los requisitos para hacerlo. El tercio restante se corresponde seguramente con todos aquellos que tiraron la toalla cansados de enfrentarse a la burocracia y los fallos que al principio dio el sistema para darse de alta. «Yo conozco a mucha gente que se aburrió de todas las gestiones que había que hacer, de todo el follón del certificado digital, de los errores que daba y que no se lo ha sacado», explica Adrián de la Fuente, opositor a bombero, que ya ha gastado una pequeña parte de su bono en ir al cine -El gato con botas y Avatar ha visto gracias a esta ayuda-, en suscribirse a Netflix y en encargar un vídeojuego de la NBA de Nintendo Switch.

Kenneth Abuin, navarro de Lesaka y estudiante de primer curso de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Burgos, lo primero que ha hecho ha sido un buen acopio de lectura: El cuco de cristal, de Javier Castillo, y los cuatro libros que conforman la saga de Los juegos del hambre. Abuin, que cumplió los 18 a finales de diciembre y que quiere ser director de cine, tiene aún 300 euros para gastar y aunque aún no tiene claro en qué, cree, por ejemplo, que si el grupo Zetak, un proyecto de música electrónica en euskera, diera un concierto no se lo pensaría dos veces y sacaría la entrada. «De momento los tengo ahí para lo que me pueda surgir».

Por su parte, Juana Fernández, también estudiante de Comunicación Audiovisual, se dio de alta un mes en Disney Plus; se ha comprado un vinilo de Demarco Flamenco, al que le gustaría ver en concierto también con la ayuda gubernamental, y novelas de amor de Alice Kellen, un auténtico fenómeno entre la gente joven. Ella, como sus compañeros -que asienten cuando lo dice-, sabe que este dinero puede tener un cierto interés por dirigirse a los jóvenes que van a votar por primera vez pero descarta que en su caso vaya a influir  a la hora de ir a las urnas: «Le digo al Gobierno que muchas gracias, pero que eso no va a influir en lo que votemos», afirma entre risas. 

Por cierto, ninguno de los tres piensa usarlo para ver espectáculos taurinos. 

Cuestiones de orden práctico

¿Qué es? El Bono Cultural Joven consiste en una ayuda directa de 400 euros para la adquisición de productos, servicios y actividades culturales y está destinado a aquellas personas que cumplan 18 años en el año en curso. El Ministerio de Cultura lo ofertó en 2022 y ya se ha puesto en audiencia pública el borrador del Real Decreto que regulará el de 2023.

¿En qué puedo gastarlo? 200 euros pueden destinarse a artes en vivo, patrimonio cultural y artes audiovisuales. Por ejemplo, entradas y abonos para artes escénicas, música en directo, cine, museos, bibliotecas, exposiciones y festivales escénicos, literarios, musicales o audiovisuales; otros 100 pueden ir para productos en soporte físico: libros, revistas, prensa y otras publicaciones periódicas; videojuegos, partituras, discos, CD, DVD o Blu-ray y 100 para consumo digital o en línea. 

¿En qué no? No será subvencionable la adquisición de productos de papelería; libros de texto curriculares, ya sean impresos o digitales; equipos, software, hardware y consumibles de informática y electrónica; material artístico; instrumentos musicales; espectáculos deportivos; moda y gastronomía. Tampoco servirá para la adquisición de productos que hayan sido calificados como X o pornográficos de conformidad con el sistema de regulación de contenidos aplicable a cada producto.

¿Cómo funciona? Es una tarjeta prepago virtual para móviles. Si no se tiene un teléfono con tecnología de pago, se puede pedir en formato físico. La tarjeta es personal e intransferible y solo funciona en los comercios, empresas y entidades adheridas. Desde el momento de su concesión se pueden usar el dinero durante los 12 meses siguientes.

¿Puedo ir a los toros? En principio, los espectáculos taurinos estaban excluidos de los productos culturales que se podían pagar con el bono pero tras un recurso presentado por la Fundación Toro de Lidia, a quien el Supremo ha dado la razón, se han vuelto a incluir.