Tal día como hoy, pero hace ya seis meses, Burgos se estrenó dentro del mapa de la alta velocidad ferroviaria. Tras años de agravio y de continuos retrasos, la ciudad se sumó a la larga lista de urbes que disfrutan de una conexión de estas prestaciones por tren hasta la capital de España. Un día antes, el 21 de julio, el Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, completaron el trayecto inaugural entre las terminales de Chamartín-Clara Campoamor y Rosa Manzano.
Durante estos 184 días, el número de usuarios que han viajado entre Burgos y Madrid -aunque su origen o destino también haya podido ser el País Vasco, donde nacen y mueren la mayoría de los servicios- ha crecido un 25% en comparación con el 2021. Los por aquel entonces 230.000 viajeros que emplearon el ferrocarril para moverse por este corredor se elevaron durante el segundo semestre del 2022 hasta los 290.000. Los datos avalan el impacto positivo que ha tenido la apertura de la tan ansiada línea de alta velocidad hasta Venta de Baños, desde donde conecta con Valladolid para posteriormente llegar a Madrid. Basta con echar un vistazo al aparcamiento público de la estación Rosa Manzano -con más coches estacionados que nunca- para corroborar el notable incremento de pasajeros que está teniendo ferrocarril.
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